martes, 30 de septiembre de 2008

Fiebre en las gradas.

El fútbol como metáfora y como motor vital. Todo eso y mucho más es Fiebre en las gradas, de Nick Hornby. El fútbol va inevitablemente unido a nuestros acontecimientos vitales. En todos y cada uno de ellos. Sólo había leído de Hornby una de las más grandes de todos los tiempos, Alta Fidelidad, mezcla de música y existencia. Aquí es existencia y fútbol, 105 por 68 y pulsaciones, y aurículas deseosas de Apocalipsis. Y una canción de los Stax, y otra de los Stones, y de Van Morrison, y de los 4 de Liverpool, ese equipo que todavía teatralizaba la dictadura futbolística en unos campos llenos de barro y mierda, de sangre y pelotazos (ah, no, que no se dice pelotazo, se dice “cambio de orientación”).  Y yo mientras escuchando Merche*. Que tampoco está mal. No me decidí a comprarme el libro hasta que lo recomendó encarecidamente David Gistau, el gran David Gistau, (tengo pendiente pillarme la idolatrada Ruido de fondo; dicen que es espectacular). Hornby ya es una leyenda. Y el problema de las leyendas, como de las estrellas, es que son idolatradas. Y Hornby idolatra al Arsenal, a su equipo. No es fácil explicar, definir, lo que es exactamente Fiebre en las grandes. Es un compendio de muchas cosas, es un resumen existencial, es un recuerdo de más y más goles, es un cojín en el que apoyarse después de que tu equipo pierda una y otra vez. En España tenemos grandes periodistas que saben un montón de fútbol, vida y música (el gran Segurola, el maestro Julián Ruiz, el increíble Abellán, Andrés Montes, el genio Trecet, y muchos más). El problema del fútbol es que es algo más. Es incomprensible pero es algo más. Y ahora hablo en primera persona masculino singular. Hornby asocia multitud de partidos con hechos trascendentales de su vida personal (la separación y divorcio de sus padres, sus cambios profesionales y estudiantiles, sus relaciones de pareja, y todo lo demás). Pero no es teatro, es real. Y se acuerda de todos los partidos. Y eso nos pasa a todos. Con el creador de disgustos de este año, el Real Murcia, a mí me pasa algo parecido. Recuerdo los partidos que he visto en directo en las Condominas, y los que no he visto, y los que he visto parcialmente por televisión. Me acuerdo del ascenso de 2ª B a 2ªA, aquel 25 de junio, aquella tarde cordobesa,  día en que se murió mi tía Carmen y día en el que Raúl falló incomprensiblemente un penalty contra Francia en la Eurocopa del 2000 y nos venimos para Spain con un palmo de narices (vuelve Aguilar, vuelve);  me acuerdo del ascenso a 1ª con el gol de Acciari que no pude ver [sólo pasé por retina la primera media hora y por la tele] porque estaba en la comunión de Nuria.; me acuerdo de que el último sábado de agosto del 2007 no pude ir a NC porque me tocó quedarme con un primo de 9 años que había perdido a su padre unas horas antes (se le ganó al Real Zaragoza por 2 a 1, el mismo resultado por el que nos ganaron este sábado, justamente un año y un mes después); el fútbol tiene estas cosas. Más aún, recuerdo la mayoría de partidos del año que nos jugamos la promoción de ascenso, precisamente contra el Real Zaragoza (que también entrenaba Victor Fernández, el mismo al que le ganamos en 2007); aquella temporada fue mítica en la Condomina; Alfonso conseguía entradas y nos ibamos al fondo sur y, debajo del marcador, con los abuelos cebolletas y los ultras más abajo, nos tragamos aquella temporada (me acuerdo que el penúltimo partido, jugado en casa, se le ganó al Bilbao Athletic[llegamos peladísimos a ver el partido porque estábamos en la comunión de Gonzalo], y después fuimos a Coruña  y perdimos, y luego jugamos la promoción contra los maños y empatamos a cero en casa [que oportunidades tuvo el Real Murcia aquella noche, y no vi ese partido], y por último nos dieron las del pulpo a la orilla del Ebro. Pues yo que me disperso tanto me acuerdo de esto de un equipo que ha llegado a estar en tercera, imaginaos lo que hace Hornby con el Arsenal. Siempre he pensado que no se puede ser un fanático del deporte y una persona madura a la vez. El inglés es de esta opinión. Sigo haciendo cosas que hacía en 1992. Fiebre en las gradas, es un recuerdo continuo, a veces increíble, a veces desagradable. Porque no todo en la vida es azúcar. Hornby recuerda las temporadas post Heysel, recuerda cómo se portaban algunos hinchas del Totenham, recuerda muchas cosas más. Incide en que la enseñanza es una cosa para adultos (¿seguro?). Pues yo no sé si quiero seguir en la enseñanza, cada día me aburre más, y la cosa está cada vez más jodida, más negra que el sobaco de un grillo. Recuerdo que mi primer día de trabajo, el 4 de octubre de 2005, en mi segunda hora de curro, mi añorado 3ºB (menudo curso, te acuerdas Marchal?) me preguntó de que equipo era. Del Villareal, contesté yo. El personal se quedó a rayas. Meses después, aquel Villareal, liderado por Riquelme y Forlán, encandiló a Europa con su juego, llegó a semis de Champions contra…el Arsenal (perdió 1 a 0 en Highbury y en el Madrigal empató a cero, porque, después de que el Guille Franco fallara varias, fue Riquelme el que falló un penalty en minuto 89; lo estaba viendo en casa de Alfonso y se lo dije, lo va a fallar, se le veía en la cara, un tipo con esa cara de pavor no puede meter un gol en la vida y le recordé otro que había fallado ese mismo año). Así es la vida, joder, así es. Y en aquel 3ºB estaba un alumno que hoy es una de las promesas del Real Murcia, Mario, hoy alumno de Bachillerato y que solía ir con camisetas del Barcelona al instituto. Y aquel año, la Champions la ganó el Barcelona, después de remontar un gol del Arsenal, y con Almunia en la portería de los Gunners). Cómo pasa el tiempo. También dice Hornby, y con razón, que hoy el fútbol es, primero, consumo, y, después, consumo. Todo se vende: las tres camisetas que cambian cada año, los asientos, la hora del partido, el día del partido. Todo absolutamente, y, los hinchas, somos los últimos monos del zoo. Lástima. Pero pasa que el fútbol es maravilloso, y haces kilómetros para ver a tu equipo, y sentir, y soñar en que, otro año más, no hagan el ridículo. Pues eso, que el fútbol vuelve a casa. Novelón. Y punto.

Adivina, adivinanza.

15:50 horas. Joder, hace un rato. No he podido resistirme. Así es la vida. A lo que iba, que me quedo sin impuestos. 4 menos 10 de la tarde. La vida son muchas cosas a la vez. Subo al bus. Sin contar al conductor/cobrador, cicuta generalmente, la proporción es de 10 a 7. Por supuesto que estoy, que estaba, perdón, entre (que gran preposición) los 7. Siempre primos, los mejores números. Si todo fuera tan dulce cómo esto, pues sería otra cosa. Pero no. Pero va a ser que no. Va a ser que no. Lástima. Este es el tiempo. No sé muy bien de qué, pero este es el tiempo. A lo mejor Brett Anderson lo sabe, pero yo no. ¿Y tú? ¿Eres capaz de saber de que proporción hablo? Aunque siempre nos queda una de las grandes, el Loaded de los Primal Scream. Pues eso, adivina. Y punto.

Cerca(nías).

Ayer, en el cercanías. No todo van a ser macarras y romanos violentos que no entienden las palabras "a mi no me toques". Pues eso, mátame ahora, entre los rayos y las nubes. Y todo lo demás.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Pop

Otra sábado de perlas ensangrentadas. Sangre muy espesa, por cierto. Y de las flores mejor no hablamos. Dieciocho treinta horas. Primer dilema. Concurso de triples de la ACB o Real Zaragoza Vs Real Murcia. Tomo la segunda opción. Equipos ramplones que en teoría luchaban por el ascenso. Marcelino no para de pasarse la mano por el pelo. La primera jugada, indecisión entre Campos y Alberto, y Braulio casi mete el primero. Fue un maldito despropósito. El Real Zaragoza llamando a la puerta y el Murcia con el agua ebriana hasta el cuello. Un gol de Despotovic tras un corner aparecía como un sol en Islandia. Aguanto un rato, pero no cambia el temporal. Llueve en territorio var y hace sol en Zaragoza. Veo veinte minutos de la segunda parte y me voy a misa. En la homilía pienso en canciones del Espárrago con otros y no puedo hacer nada. Pienso en camisas de pana y en niños que disparan. Pienso en DyC. Pienso si serán 8 los partidos que pasarán si que gane el Real. Y en el punk. A la vuelta me dicen que han perdido dos a uno. Y recuerdo el partido que se ganó al Valencia el curso pasado, por uno a cero, aquel 9 de marzo, y, después, me acerqué con los de la Peña Foro Grana. Ilusos de nosotros. Lástima de equipo, lástima de estadio, lástima de todo. Año tirado por la rambla. Solución: escoba nueva barre bien.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Daría.


Estoy por los suelos. Con el ojo de Miró al lado, pero los suelos. Necesitamos algo de Revolution. Algo Ondo y Personal. Algo está pasando: en Euskadi se hacen de la Roja y en Moscú reinventan el arte. Pues eso, suelo y revolución.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Gólgota.

La venganza es un semáforo en ámbar. El pie derecho quiere una cosa y el ojo izquierdo va a su bola. Acabo de terminar Gólgota, el libro de Leonardo Oyola, publicado por Salto de página. Zonas occidentales del Puerto de Santa María del Buen Aire. Bares en los que reunirse para decidir la muerte de alguien que se lo merece. Rituales repetidos. Muertes grabadas a fuego en el disco duro neuronal. Partidos de fútbol inolvidables. Cosas que pudieron ser y no fueron. Dolores paternofiliales, porque las herencias son las herencias. Espejos destrozados que muestran la verdadera realidad. Las grietas son siempre fidedignas. La sabiduría de las cuerdas vocales quietas y los rosarios de plástico. Niñas adolescentes preñadas que vuelven a ver el infierno con hijas igualmente embarazadas. Tiroteos incontables. Hijos a los que no puedes matar, sangre que no puedes enmorcillar. Porque todos podemos ser, antes o después, jueces y verdugos. Ah, no, que es lo mismo. Guetos cerrados con leyes propias. Policías sin pasado olvidadizo, porque un convecino es un helecho de ramas muy largas. Masters universales sin planeta en el que morir. Hinchas edulcorados. Semáforos justicieros. Todo eso y más es Gólgota, y media botella de escocés, y llantos incontrolables. Ciento veinte páginas nada prescindibles, necesarias para no perder la perspectiva en estos tiempos que van a peor, porque, un Jueves Santo, lo tiene cualquiera. Y punto.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

¿Cómo doblan las patas?

Hoy se ha nublado. El pensamiento racionalista nos dice que si los hijos de perra volaran no se vería el sol. Acabo de escuchar uno de los microespacios de Radio 5, de Polvo eres, dedicado, entre comillas, a dos que parcan bajo tierra, los ídolos para muchos, Batista y Trujillo. De Batista estamos bien sobrados, con Fidel y el Che y todo lo demás; de Batista yo no tenía ni idea hasta que doña Maribel me dejó La fiesta del chivo, un gran libro (la peli está bien, aunque la alargan un poco más de la cuenta). Que me pierdo, a lo que iba. Que los dos figuras descansan eternamente en España. Que sí, que están enterrados en Madrid. El superjuez (la maquinita, si lo escribís, lo cambia automáticamente por supernuez; ¿habéis visto alguna vez una supernuez?) intentó traerse al asesino de mi tocayo chileno, pero no lo dejaron. Lástima. Aunque en Madrid ya hubo una importante reunión de mandatarios , ilustrada en sonidos más de una vez. Aunque del hijo de perra del que hoy quería hablar es de algún convecino del pueblo donde soy residente catastral, el hijo de perra que ha abandonado al perro que he fotografiado a las dos y media después de haberme merendado una buena cervecita. Espero que vaya al infierno donde de verdad estén los que deberían estar. Y con la huelguita de autobús, no vamos ochenta. Después de esperar horas y minutos, vamos cientos. Pues lo de siempre, señores políticos: “Queremos soluciones, no promesas”. Por cierto, la ilustración sonora de Polvo eres es el General que Adolfo Celdrán adaptó sobre el orignial brechtiano. Unos tantos y otros tan poco. Y todo lo demás.

martes, 23 de septiembre de 2008

De jodiendas, milagros y violines.

Aquí a mis primos, les pilló el tren cuando estaban en faena. Jodiendo les jodió el tren. Traducid la página y os enteraréis. Doña Eva, un mito para todos, ha copulado en los 50 estados de los Usa. Habrá que preguntarle si lo hizo también en el distrito federal. Aunque ella puede hacer lo que le venga en gana. Somos muy simples. Es más ni Antecesor ni nada, somos neandertales en busca de gambas. Y claro, luego que si me duele la espalda, que si la rodilla, que si el costillar después de caerme en la ducha. Pues, como se ha hecho desde siempre, te buscas tu Lourdes particular. Nada cambia, o todo cambia. Pues eso, a lo que iba. Foverer changes. Y más violines, violines estelares. Y todo, todo cambia. Eso es la relatividad, y no lo que dijo un canoso exiliado. Todo está en las 4 neuronas enemigas que tenemos, en células borrachas en un mar de sangre en el que comen leucocitos ateos. Y punto.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Sin brújula y sin rumbo.

Divagando el viernes por la tarde por carreteras secundarias y olvidadas, por flechas sobre el asfalto, me encontré con el coche de autos, preparado para la boda de turno. Vaya afán del personal por presumir. Yo soy antibodas, anticelebraciones, nunca he entendido bien las cosas, el aparentar. Prefiero las cosas ordinarias, las canciones ordinarias. En fin, que el mundo se va a la mierda y nosotros hemos perdido el rumbo. No es ser catastrofistas, sino realistas. Ni socialistas antes que marxistas, que diría el otro. Por cierto, que el personal lo flipa, con chaqueta y bufanda todavía, con los treinta jodiendo todo el día. Escuchar y descansar. Y punto.

domingo, 21 de septiembre de 2008

¿Con qué soñaste ayer?


Otro día de vergüenza lo que ayer se vivió en Nueva Condomina. Otro día de furia. Sólo faltaba Míster Douglas, porque el maldito atasco fue de traca (llegué a la residencia catastral a las 10). Se fichan delanteros, y ayer sólo jugó Iván Alonso. Al pelotazo. Estamos recordando la peor época alcaraciana. Se trata de intentar herir a las nubes. El personal ya se mosqueó en el descanso, y, poco antes del final, los moqueros salieron a la Nueva Condomina. Una vergüenza. Espero que no jueguen más sábados en las próximas semanas, si no van a perder un espectador. Que lamentable. La Unión Deportiva salió a hacer su juego. Aquí no se gana con el presupuesto, ni con el campo. El Levante vino a jugar y se llevó tres puntos. Los canarios también, y sólo pudieron llevarse uno, aunque pudieron ganar perfectamente. Hasta vimos la Traviata, aunque no verdiana, sino eliana. En fin, las semejanzas con el día furioso llegaron hasta el autobús, donde una chica Mao nos ilustró con su idioma durante una hora. Sí que duran las baterías de los teléfonos móviles. Antes la gente llamaba desde las cabinas. Y no molestaban a los demás con sus historietas. La luz eterna es una imagen negra, muy negra. He tenido un sueño que no me ha gustado nada. Y punto.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Ombligo

Voy a mirarme un poco el ombligo. Por un lado, un articulito de opinón en Ultimatenba, titulado A dos meses vista; por otro, el enlace en Tigre harapiento, a la opinión sobre Chamamé. Pues eso, ombligo.

¿Qué harías sí...?

¿Qué harías sí…?
1) Encuentras en tu cuenta un millón de euros. ¿Hasta dónde llegarías? ¿A los Alpes del Sur? Pues eso, viva Nueva Zelanda.
2) Alguien empieza a atarte. En mil colores. Y con una música celestial. Y tú todo de blanco angelical. Pues eso, el paraíso en la tierra.
3) No te dejan bailar en un funeral. Es una putada. O siempre puedes ir a echarle algo de comida a los futuros gus, que nunca se sabe el grado de afecto con el susodicho.
4) Te ves todo de blanco, otra vez. Y todos los que rodean, otra vez, de blanco. Nunca se sabe, pensó el analfabeto. Y luego hizo una raíz cuadrada.
5) Te quieren convertir en símbolo. Pero, como no eres sensible ya, lo ignoras. Y no sabes que pensar, pensó el olivo centenario. Porque, aunque no lo creas, ateo filosofal, los árboles tienen memoria.
6) Suenan violines triunfantes. Pero ya eres agnóstico, y todos los límites tienden al infinito. O a cero. Y más violines, y trompetas. Y todo lo demás.
7) Tu hijo de meses desarrolla una piedra en el riñón porque la leche estaba contaminada. Yo, sinceramente, no se lo que haría. Pero sería algo en plan palestino. Lo juro por Dios. venganza.
8) Mezclas laicidad y fe. Y dejas la fe. Y la razón te muestra la realidad. Y la realidad te enseña un charco lleno de moscas. Y resbalan, y te jodes el costillar. Y te duele al respitar. Y escupes sangre.
9) Eres incapaz de hacer nada. Eres un puto vegetal. Te quedas como una lechuga, pero sin vinagre ni pimienta. No sabes a nada. Y tú que eras un chuletón de buey.
10) Despiertas y eres el personaje principal de la novela más alucinante de la historia. Y el puto caballo se niega a andar, el hijo de mula. El muy hijo de mula. Y punto.

Plutón verbenero.

Ya sabéis lo que tenéis que hacer el viernes. Plutón verbenero nos espera. No perdáis el tiempo buscando Saturnos imposibles, lo que nos importa es Plutón. Ya falta menos. Que las tónicas y las átonas azules nos acompañen.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Esta tarde estaba nublado.

10 cosas que hacer si fuera ministro. ¿Qué acabo de escribir? Vale 10 cosas, sin guisantes y con gelatina por encima.

1) Desterrar a los julays. Si un día volaran no veríamos el sol. Y la luna sería una utopía. Frase más repetida en mi cerebro al cruzarme con los imbéciles por la calle: ¿Este es tonto o es que lleva mierda en los bolsillos? Aunque siempre nos podemos preguntar qué es la vida, cómo hacía George Harrison.
2) Recuperar la asignatura/materia (los pajeros de Logses, Loes, Loces, y las que vendrán se han quedado descansando). ¿Qué es eso de ser un gilipollas, y, además, no tener ni zorra idea de música? Estoy hablando de cultura musical y no de hacer travesuras con una flauta. Por cierto, ¿cuántos agujeros tiene una flauta? Cultura musical, joder, cultura musical. Siempre es importante saber quien fue la mujer de Kurt Cobain. Y siempre, hay alguien al que poner en un altar.
3) Instaurar la cadena perpetua para todos los hijos de Satanás que hay sueltos. El infierno es una cosa muy personal, y para los pseudocientíficos de la reinserción, que se acostumbren a pasar a la sombra el resto de sus putas vidas. La honradez y yo, el título del ensayo que todos deberían escribir mientras sufren en una cárcel. Y diez años son pocos. Pues venga, Margaret, seremos juntos otra vez.
4) Mandar a preventiva a todos los malditos hijos de Belcebú que metan garrafón en sus locales, sean del tipo que sean. Pero que carajo se han creído. Con la salud no se juega. Hay dilemas que tienen respuesta, y estos son los imbéciles que se merecen la mayor de las penas. Un cubata de garrafón, pues, 1 año a la sombra. Por joderme el hígado, imbécil. Y el amor.
5) Sería invierno siempre. Y lluvia, mucha lluvia. Los países nórdicos deben su alto nivel a la ausencia de sol, está demostrado. Las islandesas en invierno y todo lo demás. Y la cerveza al balcón, y está en su punto. Escuchar Desde el jergón con frasquete es lo mejor. Es bueno pensar en la mala suerte con frío. Es bueno, y saludable. Es bueno maldecir y desear lo indeseable con una lluvia permanente. Aunque se deberían cambiar los hábitos de tanto descerebrado, de tanto ser aneuronal que va andando. ¿Tan difícil es andar con un paraguas en la mano? Panda de amebas.
6) Mejorar los sistemas y medios de transporte públicos. Como peatón miserable, llevo desde el año 91 cogiendo autobuses a diario. Y desde septiembre de 2006 lo hago con los trenes de cercanías, después del bus correspondiente. Haciendo números, y contando moscas. Que para una buena que hizo el Machado más conocido (no le llegaba a la suela de los zapatos a su hermano Manuel), me recuerdan a los únicos seres inteligentes que suelen habitar los medios y sistemas de transportes públicos. Estoy harto. Hasta el mismísimo hígado.
7) Honrar a personajes que de verdad se lo merecen, y no a los mantas que idolatra el personal iletrado. ¿Qué más da lo que piense la gente? ¿Qué más da lo que digan? Juzguemos a las personas por sus obras. Siempre puede ser Un buen día. Y punto.
8) Acabar con la censura previa. (¡!).
9) Institucionalizar el insomnio. Dormir es aburrido y una pérdida de tiempo.
10) Sobre los partidos políticos. Mi opinión es que no tengo opinión. Pero es increíble que se ilegalicen partidos en el XXI. Aquí, y en la China. Y no me llamo José Luis, me llamo Gaizka Jon. ¿En que aeropuerto esperas?

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Quietísimas manos.

De vez en cuando es bueno merendar cerveza. Porque el mundo se va a la mierda. Se va cuesta, sin frenos. Y el tiempo pasa y los zares de la concordia, alianzando civilizaciones miran a otro lado. Lamentable lo de España en cuanto a la venta de armas. ¿Esto cómo se llama? Mirar, sí. Jodiendas con vistas a la bahía. Y, esto va de mal en peor. Vodkilandia se va a armar hasta los vodkas y se montará la tercera. Pero no pasa nada, nosotros seremos aliados de vete tú a saber quién. Pues eso, que esto va de mal en peor. Hoy, navegando por ahí con una vela ligera me encuentro que en España, en 2006, datos oficiales, abortaron 101.592 mujeres. Lo que más llama la atención es que 604 de esas mujeres abortaban por sexta vez. ¿Va la cosa bien? De verdad que, de vez en cuando, es mejor perderse en la habitación. Ya lo dice la canción, el cumpleaños de la guerra. Y ya va no sé cuantos. Y las manos quietas. Y punto.

martes, 16 de septiembre de 2008

El tren de las 3:10,

Viendo El tren de las 3:10, te das cuenta de que lo que importa son las historias. Y si vienen de Elmore Leonard nada que decir. No hace falta maquillaje, no hacen faltan efectos especiales. Una pandilla de desalmados, un buen hombre que quiere cuidar a su familia, unos caballos, una diligencia, y, dólares, dólares de por medio. Es bueno ver películas grandes de vez en cuando. Y los westerns son pelis de miradas, de cruzar miradas. Y de chaquetas de pana, aunque sin Mercromina. Hay un momento en el que dicen que “desear la muerte y matar son cosas distintas”. La honradez y el dinero, también. Todo en la vida es despreciable, incluso la supervivencia de ciertas especies. Siempre he dicho que, en algunas ocasiones, el camino más seguro es un techo. Esta película enseña que hay veces que es mejor dar el tiro de gracia que esperar lo inevitable. El western es la mirada de un sediento en el centro de un desierto. Y en mitad de un desierto no existen los dulces sueños. Aunque una mujer de ojos verdes hace más llevadera la cruz que nos ha tocado cargar. Esos ojos verdes. En un momento de la peli, mister Crowe, siempre magnífico, siempre rostro impenetrable, cita un pasaje bíblico, resumen de muchas cosas: “El que guarda su boca guarda su vida, pero el que mucho abre sus labios acaba en desastre” (Proverbios 13, 3). La vida es una hija de puta, luchas y luchas, y, al final, ni ojos verdes ni nada. La oscura fuerza y su lado aún más oscuro. Siempre explota. Una hija de Satanás, la vida. Aunque como escribió alguien en Proverbios, 21, 3, siempre es algo muy personal: “Todo camino del hombre es recto en su opinión, pero es Dios quien pesa los corazones”. Y punto.

¿Qué hacías entre los 16 y los 24?

Ni estudian ni trabajan. Bueno, todos, no. Hay alguno que se salva. Salva. En el jardín del pueblo donde soy residente catastral, hay mucho efe pé: fumando petardos todo el santo día en el jardín. Y claro, luego se te quedan los ojos como a Jared y a Jennifer, como a Jennifer y a Jared.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Gárgaras y vertederos.

Pero que se podía esperar. La ministra se sorprendel del fracaso escolar. Yo me sorprendo de que apruebe tanta gente. Con el paro, la sumisión y lo abandonado que está el patio, lo de la semana pasada va a ir repitiéndose en cada rincón, no hay invernaderos para todos. ¿La justicia es injusta? Evidentemente que es injusta, porque da la posibilidad de la negación: no existe la ley, existe un tipo que interpreta la ley. Y los pulpos jodiendo de mil maneras. Y Zeta, Raztinger Z, en contra de la codicia. Que sí, joder, que sí, que el mundo se va a hacer gárgaras. Pero yo, por lo menos, las haga con la mejor de las ginebras (para aclararme la voz, por supuesto). Me voy, siguiendo a Astrud, a buscar plasma al vertedero. Y punto.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Hoosiers.

Hace unos días revisé Hoosiers. Llevaba como 10 años sin verla. Curso académico-baloncestístico 1951-1952. Estado de Indiana, donde el baloncesto es religión (con un increíble número de equipos de instituto). Junto con Carolina del Norte, auténtica pasión. Quizás desconocemos un poco la historia de los Estados Unidos. Allí a los niños se les regala un pelota o un bate, siempre, de baseball. En Indina, un balón de basket. A lo que iba, que no es un impuesto revolucionario. Gene Hackman llega a un lugar perdido, olvidado de la mano de Dios por mucho que se rece. Un sitio repleto de hojas de árboles, de suelos volátiles. El tipo en cuestión, el entrenador de basket, además, tiene que dar Historia y Educación Cívica. Y llega a entrenar en el equipo después de ser suboficial en la Marina. Un tipo que lleva 12 años sin entrena. Y eso es mucho, mucho tiempo. Y en Indiana, la salud es lo segundo; lo primero, el baloncesto. Y Gene Hackman pasa por una travesía desértica tras pegar a un jugador (nos recuerda un poquito a Dean Smith). El respeto como identidad. Siempre he dicho que los profesores son como los entrenadores y los arquitectos, un mal necesario. Siempre hay alguien al que tienes que decir no. En un momento de la peli, otra de las profesoras, interpretada por Barbara Hersey, dice que “hoya los dioses están desprestigiados”. El respeto exigido es difícil de conseguir en algunas profesiones. Por eso, voy a tomarme otra, porque, como dice Dennis Hopper en la peli, a veces borracho, a veces 2º entrenador, “¿Qué tiene que ver que  beba con lo que sé de baloncesto?”. Y punto.

jueves, 11 de septiembre de 2008

La huevera está vacía.


Me he quedado perplejo. Lo que ha dicho hoy el entrenador del Real Murcia no tiene nombre. No tiene nombre. O sí. Y todo por desvíar la atención, por ver periquitos donde hay murciélagos. El Real Murcia ha fracasado en sus dos primeros paradas, en sus dos primeros partidos. Pero un tipo con responsabilidad, un ejemplo para los deportistas, para los jóvenes, para los niños que van a Nueva Condomina. Como Gandhi 4 que soy estoy en contra.
Otro al que se le ha calentado la boca ha sido al piloto de monoplazas. Que Kimi no tiene huevos. La que no tiene huevos, es mi huevera, que mira cómo ha salido en la foto. Como dicen los sábados por la mañana en la radio, los huevos forman parte importante del complejo erótico. Junto con conejos y pollos. Y lo que tú quieras. Y todo lo demás. Para mí, estos tipos son como los toreros, a todos les sobran huevos.
Esto es una putada. ¿Esas son las soluciones que da tito Silvio para la el empleo añejo?
Pero hoy no van a ser todo malas noticias. Aquí una buena. Otro, tito, tito Jean-Marie, parece que no se presenta. Pero que no se nos olvide, que hace seis años, su partido consiguió en las elecciones presidenciales 4.805.307 votos en la primera vuelta ( el 16,86%); y en la segunda vuelta alcanzó 5.525.906 votos (y un bestial 17,79%). Pues eso, para todos los que lo necesiten hoy, que hay más de uno, un poquito de amor no viene mal. Aunque hablando de herramientas oxidadas, hay que recordar lo que cantaba José Ignacio Lapido, uno de los mejores poetas de este país, "nadie besa al perdedor". Pues eso, hasta la derrota siempre.

martes, 9 de septiembre de 2008

Un grito de amor desde el centro del mundo


Compré por casualidad Un grito de amor desde el centro del mundo, de Kyoichi Katayama. Se me ha pasado el arroz (demasiado amarillo) para la novela juvenil, pero con esta hice una excepción. Es una reflexión, ahora incluso manga, sobre las relaciones adolescentes. Se centra en lo clásico amor, desamor, lucidez, desesperación, todas esas cosas de 16 (años), las relaciones con los adultos y la reflexión sobre la enfermedad y la muerte, y la vida después de la muerte. A veces las cosas salen mal, y los sentidos tienden a explotar, y todo se magnifica. Hasta la muerte se magnifica. Aunque olvidar siempre es difícil, y las soluciones no se encuentran. Cuando las cosas salen mal es imposible la evasión, y los rezos no aminoran el caos interno, la paz eterna. Escuchar, sentir, escribir. A veces no es suficiente. Y, a posteriori, los cambios drásticos no lo son tanto. Nada es tan importante, ni incluso, la muerte. La relevancia de la evolución. Los rasgos del dolor son siempre complejos. No sé, desconcertante novela, a veces increíble, a veces desagradable. Aunque siempre nos quedará el sarcasmo, y un desierto rojo en el que evadirnos del dolor, y una barca a la deriva, y un programa de radio, y un hospital que da ganas de vomitar, y una caja con cenizas, y un cementerio imposible, y las mejores hortensias. Y una caja que nos enseña la verdad del mundo. Y todo lo demás.

Che, El Argentino.

Ayer vi  Che, El Argentino,  en el Rex. No tengo ni idea de la Revolución cubana. Hace un par de años expliqué algo en 4º de la ESO y poco más. Entre 2 gintonics, dos superprofes, don Antonio y don Sergio, me explicaron un poco la historia. Pero hay algo que no me entra en mis neuronas. Sí, sí. No me entra que un grupo de personajes, más o menos acomodados, se enfrascara en una epopeya épica de tales dimensiones. El objetivo era loable, cómo no: cargarse el puticlub institucionalizado en que se había convertido la isla. Pero yo, esas batallitas, esas guerras de guerrillas, al final, las veo un poco falsas. Y como Gandhi 4 que me autoproclamo, no puedo estar a favor de unos tipos que mataban (aunque su objetivo  pueda ser visto por los pijoprogres estos de ahora como mitificable [no sé si existe el palabro]). Del marasmo de guerrilleros míticos, sólo me sonaban Zipi y Zape, Raúl y Fidel (sigo sin entender el cambio de Word de Zipi por Sipi, tengo que investigarlo). Creíbles, aunque Fidel se mesa mucho esas barbas (que, por cierto, eso debía ser antihigiénico, con los piojos silvestres; te equivocaste con eso, efe). Iban de machitos, muy anti Reinaldo Arenas, ya me entendéis. Y del Che, cuenta desde la previa, pasando por el viaje marítimo y la vida en la selva (no sé si maestra o alguna, si grande o pequeña). Sigo sin entender como un médico, con esposa e hija, se metió en tal cebolla (eso no es responsable). La peli termina con la victoria rebelde, la victoria castro-guevarista. Pero lo más interesante es contrastar esa doble imagen cheísta, la del guerrillero y la del ministro castrista que defiende a ultranza a su gobierno en la ONU. El Che que ajusticia a guerrilleros, que dispara bazookas (prefiero los bebibles del Refugio) con el que enseña a leer y a sumar, con el que pasa consulta médica en la selva. ¿Es eso creíble? ¿Se puede ser cruel y angelical a la vez? ¿Se puede rozar el infierno con la zurda y el cielo con la siniestra? ¿Hacía la revolución, era partícipe por interés? ¿Era amoral su planteamiento antiindividualista? ¿Disfrutaba con esas matanzas? Aunque, todo hay que decirlo, su foto, no pierde nada de efecto con la edad. Pese a todo, el Nobel de la paz creo que nos lo merecemos antes el Che y yo que Garzón. Aunque sí Garzón llega a enchironar a Pinochet, entonces si se lo deberían otorgar. Y para revoluciones, las del dos caballos y las que le faltan a más de Fórmula 1 este año. En fin, una historia de señores barbudos. Y el infierno sigue lleno de buenas intenciones. Y punto.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Himnos desorientados.

Youtubeando un rato, acabo de asustarme viendo esto. Pues eso, miedo, mucho miedo. Patriotismo,  manifiesto, posición fetal, y julays. Y todo lo demás.

Penas máximas.

Llevaba desde el 18 de mayo sin ir a NC, y en 26 horas me he tragado dos partiditos. La Selección, jugó andando, iban sobraditos, hicieron lo justito y necesario. Del Real Murcia, mejor no hablar mucho. En ambos casos, mucho arroz para tan poco pollo (el arroz es demasiado amarillo, que diría un atrasado). En fin,  es lo que hay. No se le pueden pedir peras al olmo, que diría la otra. No se puede sacar de donde no hay. 

domingo, 7 de septiembre de 2008

Imposibles.

En maquinaria de la nube he encontrado información de un documental sobre un individuo que en el 74 hizo equilibrismo (no sé si es la palabra correcta) entre las dos torres gemelas. Hoy, evidentemente, sería imposible. Un par de huevos. Con dos cojones. Menuda envidia, que alguien pueda tener la capacidad de prepararse para una epopeya de tal índole. Hacen falta creadores de sueños, mitos a los que venerar. Y todo lo demás. Aunque siempre nos queda la tele por cable. Y punto.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Chamamé.

Terminé hace poco de leer Chamamé, la novela de Leonardo Oyola publicada en Salto de página. En pocas palabras, advertencia preliminar, novela apta para tarantinianos. El problema de las religiones es su virtud. Si Tarantino es Dios, Rodríguez es su profeta. Y desde ahí, podemos ir estirando el chicle y darle hilo a la cometa, y justamente han surgido seguidores desde todas las disciplinas artísticas, y esta Chamamé es una historia que bebe de esa fuente, mitad clásica, mitad postmoderna. Cuando sea llevada al cine, que lo será, Chamamé será una road movie pero no cualquiera. Y si no, simpre podemos ver a Kevin en Un mundo perfecto. Dos cabrones de toda la vida, el padre Noé y su secuaz el perro Ovejero. Todas sus andanzas, sus desamores, sus pasados. El padre Noé reconvertido al más asesino dogmatismo. Porque siempre se ha matado en nombre de Dios, mientras recitas el Nada fue un error, o cualquiera de los Guns, o el 1979 de Guillermito. El sacrificio como ideal de vida. Jessica Lange como imagen perenne. El problema de los asesinos es que no pueden tener pasado, porque siempre hay tiempo para llorar después (nunca antes, nunca durante). E incluso, a veces, matar, aunque sea en una cárcel, tiene sus repercusiones fuera. Y los chicos que nos jodieron en el 98 (de nada valió el 6-0), son muy, muy malos. Y las lluvias de ranas son posibles. Pero al final, sólo queda el vacío, esa nada que inunda pulmones y corazón, esa muerte solitaria, ese vacío, esa curva tamburelliana en la que Senna encontró su muerte. Siempre puedes cantar salmos, oraciones multiplicadas por 2. Pero no vale nada. Un asesino siempre te espera para pasar su cuchillo por tu cuello. Y hay sacrificios que siempre ocurren. Una buena novela, y el que no la entienda que vuelva al parvulario del que no debió salir. Y punto. 

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Lanza.

Murcia no es lo que era. Lástima. El que quiera la esterilización ya sabe: ahí tiene una buena colección de ladrillos. Y punto.

Shadowboxer.

Hasta los asesinos tienen su corazoncito, esa es la cuestión más importante de Shadowboxer. Más o menos grande, eso lo dice el cardiólogo, pero lo tienen. Helen Mirren, como siempre espectacular (aunque ahora le están dando palos a mansalva por reconocer que tomó cocaína y por otras palabras); Cuba Gooding Jr. debería estar siempre sosegado, aquí lo está e incluso lanza alguna lagrimita de vez en cuando (debería de contenerse, que muchas veces parece que acaba de hacer los 110 metros vallas); Vanessa Ferlito sabe hacer muchas cosas, incluso ponerse película, aunque los seguidores, la legión tarantiniana nos quedamos con la de Death Proof; Stephen Dorff, que revuelve entrañas pensando que rompe un palo de billar y destroza a uno de sus secuaces por uno de sus agujeritos. En fin, peli no apta para intestinos resfriados, porque, antes o después, cada uno tiene su redención. Y para que se reparta el testamento, siempre siempre siempre, hace falta la muerte del testador.

martes, 2 de septiembre de 2008

Basket y enfermedad.

Desde el día 30 de agosto, en la página de Ultimatenba, se pueden leer unas letras que junté (juntaletras al poder) sobre Basket y enfermedad. El tema, evidentemente no es nuevo, pero es bueno de vez en cuando reflexionar sobre estas temáticas que tanto pasan desapercibidas por la prensa generalista y que quedan relegadas al final (cuando quedan, muchas veces son olvidadas) a un hueco en una columnilla heterogénea o una necrológica sin matizaciones. Basket y enfermedad. Y punto.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Drácula.

No cansa verla. Puedes haberla visto 10 veces que no cansa nunca. Las 2 primeras veces que la vi, lo hice en catalán, en la TV3. Es una peli que tienen pequeñas películas, microhistorias dentro de la gran historia. No obstante, el principio, esos 5 minutos son insuperables: ese atardecer lleno de sangre, esos cuerpos colgados por lanzas, esa Elisabeta, esa capilla radiante de sangre. Ese inicio no ha sido igualado en los últimos años. No.
No es fácil llevar al cine la novela stokeriana. Ni mucho menos. Es una novela de matices, y la peli lo es aún más. El aullido de un lobo, la soledad de los espejos, Winona Rider de blanco, la lucidez de los manicomios, el desamor, la venganza ignominiosa, el revés de las tormentas, la magnitud de los sombreros, la dignidad de la hora del té, la superstición milagrosa, la gloria de las letras en las cartas, la velocidad de los muertos, el imaginario de los rayos, el vuelo infernal, la claridad, la inquietud de las rejas, la bienvenida a la morada, las grietas en el suelo, los faroles encadenados, los retratos en penumbra, la preciosidad de la sangre, los planos londinenses, el bullicio de mediodía, la sombra engañosa, la velocidad de las sombras, la sombra que me robó el sueño, el amor verdadero, y una sombra que te puede ahogar, las lágrimas afortunadas, las uñas devotas, y la sombra que sigue creciendo, arrugas en la cara, y Winona Rider en un salón, la dieta agusanada, las promesas de inmortalidad, la sangre como vida, las confesiones escritas, Winona Rider en la oscuridad, la rigidez de las velas, la fe crucificada, las costumbres olvidadas, la sombra arrastrada, Winona Rider susurrando, un barco en las tinieblas, las cicatrices de Van Helsing, las flores marchitas. Y todo lo demás. Y todo lo demás.
Ah, por cierto. ¿Hay alguna peli en la que Gary Oldman no salgo disfrazado o caracterizado? Y no vale Amor a quemarropa. Pues eso, let forever be.

Cornetas y tambores.

La historia de Melchor Rodríguez. Algo para contar en las clases de historia. Aunque algunos se empeñan en que se podían entender con el dictador.
Algo está cambiando en Francia. La historia de Rachida Dati, otra superministra. Con un par.
Toma ya.
Son la pareja que mejor retransmite la NBA en España. Sin duda ninguna.
Ya estoy oficialmente en el paro. Un desempleado más a que sumar al supergobierno de la superpolítica social. Por el vino tinto y la velocidad. Y si no hay velocidad, pues nos quedaremos simplemente con el vino tinto. Y punto.