sábado, 31 de mayo de 2014

Y lo noto

De ayer

jueves, 29 de mayo de 2014

Bates Motel. Segunda temporada

Termina la segunda temporada de Bates Motel y te das cuenta de que no es eso lo que acaba, lo que termina es el show de Vera Farmiga, que eclipsa a todos los demás. Da igual la catatonia de Norman, da igual la niña del oxígeno, da igual los líos de Dylan, da igual que el mejor guardaespaldas de Bartlet sea el mayor hijoputa del reino, da igual que la señorita Robertson de Boss sea una jefa de los repartidores de Weeds, da igual que el cherif se instale junto a ti, da igual que mates a alguien en una escalera, da igual un inquilino que otro, da igual viento que ventisca que anticiclón que borrasca. Hay temporadas en que Vera Farmiga lo eclipsa todo lo demás.

Cuidado, que viene Lance

miércoles, 28 de mayo de 2014

Mad Men. Primera mitad de la séptima temporada

Todo lo bueno se acaba. Se va acabando. Recuerdo tardes con los anuncios de Mad Men en El País cuando no me había metido en el mundo de Don Draper. La AMC y sus cosas, pensaba. Pero no. Cuándo los viejos hablan de Napoléon, ya se sabe que el final está cerca (aunque confundan las islas, no siempre se vuelve a la misma isla). Esta primera mitad de la séptima temporada de Mad Men trata muchos temas aunque se centra en la caída de Don Draper y su intento de recuperación, y la distancia con su esposa y con lo difícil y lo cuesta arriba que se hace todo en ciertos momentos. California y Nueva York, el pasado y el presente, como la compañía telefónica, siempre jodiendo. Siempre jodiendo y siempre la misma cantinela. Es difícil dejar de trabajar, y cambiar el chip, y olvidar lo pasado y empezar desde menos uno. Jodido no, lo siguiente. Se quiere olvidar pero no se puede. Y de conseguir olvidar, todo es pesadilla. Y todo los problemas aumentan, y la locura es colectiva tanto a orillas del Pacífico como del Atlántico. Y la primera familia draperiana, de vuelta de todo, por encima del bien y del mal, y esa niña que ya no es tan niña y que merece una serie para ella sola. Y el fraude de las uniones. Y el hombre llega a la luna, y todo nos parece algo distinto, pero sigue saliendo el sol por el mismo sitio. Y cuando se habla de Napoleón, todo es posible. Y punto.

Gentuza de clase mucho más baja que la nuestra

El gran Santi González nos muestra hoy otra perla del éxito belenestebiano de este individuo. El dedo roto y todo lo demás.

lunes, 26 de mayo de 2014

No es Albert Rivera pero nos vale

Hoy toca recordar el Éxodo, el trabajo de los domingos y las cosechas distintas.

domingo, 25 de mayo de 2014

Nos quedamos sin reflexionar

No se puede hacer una jornada de reflexión con un partido de esa magnitud. Ya lo dijo Eddie: "Tragar veneno hasta inmunizarse". Y luego, la derrota, siempre la derrota.

El talento y la entrega

No existe el término medio. Tanto Valdano como Mou son dos multimillonarios con ideas equivocadas. Las ideas buenas son las de las castañas, las de las bellotas, las de los frutos.

Ray Allen (otra vez)

Lo de anoche de Ray Allen es otra demostración de que el talento, en el momento de verdad, está por encima de todas las cosas. De todas. Y punto.

sábado, 24 de mayo de 2014

Una de muñecas

A dos horas y 57 minutos, todo parece distinto, todo parece un juego de muñecas. Pero nunca lo es.

Nacido el 15 de julio

Me indica burbujaplanetera esta noticia del territorio de grandes trajes y aeropuertos peatonales y otros momentos únicos de la historia de la humanidad. Lo dicho. Grandes noticias para la humanidad. Profes hasta el 15 de julio y todo eso. Coda: y después de la noticia de los jabalíes vietnamitas, si que no volvemos a ir a Benidorm.

viernes, 23 de mayo de 2014

Black sails. Primera temporada

Joder con la búsqueda del Urco de Lima. Joder con Black Sails, y los piratas y los que no van de piratas pero son más piratas que ninguno, y las mujeres que mandan en mundos de hombres, y los barcos destrozados, y las tabernas y las putas con pretensiones y el pasado, que siempre está ahí jodiendo la marrana. Siempre está el infierno lleno de buenas intenciones, pero en 1715 y en Nassau. Y todo lo demás.

Barcelona, noche de verano

Hay noches interminables que nos muestran como somos, lo que pensamos, lo que escondemos, lo que dejamos de lado y la falta de compromiso. De todo eso, y mucho, habla la maravillosa Barcelona, noche de verano. Sorpresas agradables que nos dan los jueves.

jueves, 22 de mayo de 2014

Dobles raseros

miércoles, 21 de mayo de 2014

Himno pre-Champions

Y todo lo demás, que se dice en mitad del barbecho, en mitad de la nada reciclada. Y punto.

martes, 20 de mayo de 2014

El posible fuera de juego de Mijatovic

Hace un rato le he dicho a la dueña de mi residencia catastral que sobre las once y pico de la noche van a hacer 16 años de que hable con su primo hermano Salvador por última vez (hablamos, en plural). Hace 16, casi, el Real Madrid ganaba su séptima Copa de Europa. Su primo hermano nos llamaba desde Hannover. Un madridista en Merkelandia, mucho antes de que Ángela sea lo que ahora es. Y también habló con Don Importante, catalán impenitente. La travesía fue larga, y, muchos cuerpos aguantaron muchos años para ver ese triunfo. Unos días más tarde, un infarto se lo llevó, en mitad de una de las series más increíbles de la historia. Increíble, si que lo fue. Coda: De lo poco que hablamos, joder, creo recordar que hablamos del posible fuera de juego de Mijatovic. ¿Por qué recordamos estas cosas veinte años después?

Game of Zones

En Seriealizados, sin esperar a asumir como caen algunas por el agujero a manos del esposo obligado, nos alegran el día en plan Clint con este Game of Zones.

Primera temporada (de Enric Pardo)

Dejé unos de días de leer Primera temporada por terminar la séptima temporada de El ala oeste de la Casa Blanca. No tengo nada contra Enric Pardo, pero yo soy muy de Ziegler, aunque al final los guionistas medio jodieran su personaje, aunque inseguridades y secretos irán de la mano gracias al judío que bebía vinagre por las mañanas y que casi siempre tenía periódicos en la mano (una de las pocas cosas que recuerdo mi corta estancia en la universidad matriculado en Periodismo es que casi nadie leía la prensa, me veía como bicho raro en mitad del zoológico aneuronal). A Primera temporada le pongo una pega principal. Aparte de las bandas sonoras, y las themes, y las canciones de California, una de las protas, le falta música (aparte de los momentos Giaccobe y Dalma). Creo yo. Los locos de las series que conozoco (o que creo conocer, aunque no sé si locura es la palabra correcta, son casi todos fanáticos de la música en alguna de sus vertientes, desde lo clásico hasta lo indie del Primavera que aparece en Primera temporada. Aparte de eso, el libro lo he puesto en la estantería de los grandes, de los altares, entre Sánchez-Ostiz y Kiko Amat, entre Ray Loriga y los primeros Nocilla. Aunque desde mi perspectiva en primera persona masculino singular, tengo deficiencias o rémoras respecto a algunas series que no he visto, o vi tarde: en el reino valcarcil, como las privadas llegaron tarde, vimos antes la segunda de Twin Peaks que la primera, que luego repitieron hasta la saciedad; no he visto las dos últimas de A dos metro bajo tierra; ni Ballestar Gallactica, ni Louie, ni Revolution, ni American Horror Story, ni Los Tudor, ni Entre fantasmas, ni The Office, ni The Practice, ni Porca Miseria, ni 24, ni un montón de cosas más. Pero, pese a estos pecados, nos podemos identificar con Cliff, el protagonista, con la pasión que siente por Tony Soprano, que hace que te caigan bien los mafiosos e imites como comen pasta en la cocina de madrugada después de una buena jarana. Y también recuerda a D'Artacan y a Ulises 31, y eso está de puta madre. Y habla de los colgados de twitter, y eso también está bien. Y retrata como nos mentía Boss, y piensas en lo cabrones que son los políticos, sean del partido que sean. Pero el libro también cuenta la cara B, la incomunicación y la inseguridad, y las jodiendas que provocan los microordenadores (vulgo, móviles) en las relaciones personales. Si el infierno está lleno de buenas intenciones que antes Nurse Jackie nos pase una pastillica de colores (me extraña que no hable Pardo de ella de su papel de Oz). A algunos de mis alumnos, cuando antes de los recortes que nos hicieron los crápulas de la política metieron la tijera para pagar putas propias y drogas de distinta procedencia tenía alumnos, les decía el principio activo de la dieta de McNulty: "Johnnie Walker y Listerine". Gran principio. Y Cliff recuerda, en ciertos aspectos, al McNulty más canalla, al de querer y no poder, al del compromiso temporal y al de mandarlo todo al carajo y pulserizar un momento inolvidable de la tele. Y, a cierta edad, pese a todo, la comedia cansa, aunque muchos piensan que la vida es un chiste sin gracia al final, y yo me cansé de Friends. Y Primera temporada es también un libro que trata las ausencias familiares de determinados momentos (siempre hay parentelas muertas, como en Dexter, como en A dos metros bajo tierra) o como los triunfos van acompañados de tragos de vinagre (yo me quedo con el primer triunfo de Josiah Bartlet y lo que le pasa ese día a Josh Lyman). También se refiere Primera temporada a la cultura del ladrillo, la misma que nos ha llevado a la ruina y la misma por la que sindicalistas y políticos de todos los colores se hicieron de oro (y me extraña que no hable de Rubén Bertomeu y de Crematorio y de esa escena del Capítulo 5, con el concejal de Urbanismo en el barco, con los puros y las pájaras..., nos has fallado, Enric Pardo). Si, aunque te perdonamos, porque dices bien, después de las cinco temporadas de The Wire, toda la vida te parece absolutamente gilipollas. Estás perdonado. Me chirrían un poco las charlas con los creadores de la Divinidad y de las series, no creo en esas mierdas de médicos y loqueros, pero tienen algún momento mágico. De los amigos y sus novias, hay historias de aquí a Júpiter por contar, y de los familiares y sus novias, también (hubiera estado bien un acercamiento entre Cliff y Marta, al más puro estilo Tony Soprano y Adriana La Cerva, aunque siempre puede aparecer en la "Segunda temporada"...). También me gustan las referencias a las viandas. Todos recordamos escenas míticas en restaurantes de las series y películas, aunque todos hemos querido quemar algún día el bar de los Serrano, hay que reconocerlo. Y los bares que visitan Cliff y su colega Simón, y todos tenemos una ronda de noche particular, con demonios, vomitonas y caídas a las seis de la mañana. Todos tenemos amigos que han sido romanos en una garita, y sabemos lo que eso hace en el coco, lo jodido que es. Y, pensaba, iluso de mí, que pese a la muerte de Gandolfini (yo me enteré en el trabajo, ese lugar donde a más de uno le deseas una muerte entre la que tuvo Vito Spatafore y la de Hank Schrader) habría un final distinto. Y mira que no me gustó Friends, pero Primera temporada me ha recordado que puede ser, no lo sé, que la pareja Whiford-Perry en Studio 60 es de las más conseguidas de la tele (aunque no me he recuperado todavía del disgusto que me dio Sarah Paulson cuando dijo lo que dijo, se me caen todos los iconos). En fin, que hay que sacar un ratito para leer Primera temporada antes de que nos cuente algún desocupado por twitter espoilers de la Segunda. Y todo lo demás son peleas, pero de las buenas. Coda: Y como Toby Ziegler dijo, " no busques pelea con quien compra la tinta por barriles". Y punto.

Gangster Squad

Hay madrugadas que sólo queda acabar con la mafia, como ocurre en Gangster Squad. Después de la Segunda Guerra Mundial, uno antes del 50, un exboxeador metido a Luciano en el Oeste, vive como un rey a costa de los demás. La mafia de toda la vida. Hasta que a alguien se le hinchan los huevos y decide acabar con él. Muchas caras conocidas y muchas balas para empezar la mañana. Y todo lo demás.

lunes, 19 de mayo de 2014

¿Cómo ladran los perros en Beirut?

Es una pregunta importante la de hoy. Las maderas, el Líbano, la capital de Nueva Zelanda, la dulce oscuridad, volar, caricias descarnadas y los ladridos de los perros de Beirut.

La utilización

Hay imágenes que no te las crees. Una vez, dices que puede ser confusión (demasiada NBA nocturna). Dos, te choca, el pasar algunos segundos (años cuando dabas clase) con individuos aneuronales, es lo que tiene. Tres, produce asco. A la cuarta, como con Pascual, te das cuenta de la utilización, como un bebé en brazos en la víspera de la jornada de reflexión electoral. A sí que, si hoy me encuentras por la calle, cambia de lado. Y todo lo demás.

Detachment (El profesor)

El problema de la etiqueta es que lleva otros problemas congénitos. Con los profesores suele pasar. Las etiquetas. Demasiadas etiquetas y casi ninguna buena. Y luego te encuentras con la realidad de los alumnos, y, sobre todo, la realidad de los padres de los alumnos. La culpa es siempre de los mismos: de los profesores, de los orientadores, de los directores. El orden lo pones tú. Elenco espectacular para una película que agobia por momentos por el pasado del profe protagonista, recurrente una y otra vez, hasta que hay muchas similitudes entre el pasado y el presente. Las lágrimas, el desinterés, la putrefacción intelectual de casi todo en general. ¿Quién quiere ver películas teniendo el mundo real? Pues algunas veces nos hace falte ver el reflejo de la realidad, como ocurre en Detachment. Y todo lo demás.

sábado, 17 de mayo de 2014

Los muertos del camino

Siempre fastidiamos a los de antes. A los predecesores. Y las derrotas no se olvidan. Pese a Laso, ese indeseable venido a más. Si a mi me dejan un Fórmula Uno también me pongo a 300. Todos los días. Estrategia del barbecho. Como casi siempre. El abismo está cerca pero es lo más cercano. Torturas y sufrimiento, que dicen Los Planetas en San Juan de la Cruz. Y miras. Y ves holocausto en las retinas, con o sin jersey republicano, con o sin ámbar en los semáforos.

viernes, 16 de mayo de 2014

El ala oeste de la Casa Blanca. Séptima temporada

Todo lo bueno se acaba. Todo lo mejor, también. Esa sensación da al terminar la séptima temporada de El ala oeste de la Casa Blanca. Todo lo bueno se acaba. A partir de ahora, en cualquier cuestión política, compararemos a cualquier comparsa con Toby Ziegler y con Josh Lyman, y con Leo McGarrit y con C.J y con todos los que se encargaban de enderezar la mierda y que los desagües fueran desagües. No se me ocurre otro argumento. Y hasta sale el gurú Sorkin en el último episodio, en Mañana. Empieza turbia la temporada con el tema de las filtraciones militares ycon la campaña a las presidenciales. El problema de las agonías es su duración: cuando son largas se jode casi todo, y al presidente se le alarga con el enfrentamiento entre China y Rusia. Hay capítulos míticos como el del debate entre los candidatos demócrata (Santos) y republicano (Vinnick). Y alterna capítulos entre la campaña entre estos candidatos y la propia labor del presidente y sus secuaces. Pero también saca lo mejor y peor de las personas, y ahí es donde los tipos como Lyman y Ziegler sacan las garras y demuestran lo cabrones que pueden ser. No, perdón. Lo he dicho mal. Lo cabrones que eran a diario esos personajes. Ya lo dijo Ziegler: "Que tus insatisfacciones sean tus secretos". Después de frases así, no hay más. Siempre recuerdo lo que dijo Edgar Neville cuando le preguntaba por Ramón Gómez de la Serna diciendo que después del maestro no había nada, solo la muerte. Otro crack. En fin, que todas las obras maestras se acaban, pero las frases siguen así. Y todo lo demás.

jueves, 15 de mayo de 2014

39 esta semana

Como los cogí esta semana, me tocaba aguantar al pesado. Y salí por Airbag.

Alaska y los Pegamoides. El año en que España se volvió loca.

No había escuchado hasta hoy entero Grandes éxitos y si lo he hecho es porque burbujaplanetera me regaló hace 4 días el libro de Patricia Godes sobre Alaska y los Pegamoides. El año en que España se volvió loca. Tengo en alta estima a Carlos Berlanga y a Alaska la escucho de vez en cuando hablar de corazón en el programa de Federico Jiménez Losantos. Cosas que pasan, ahora que se cosifica casi todo. No había leído nada de Godes, ni su blog, ni sus artículos en eldiario.es , pero me sorprendió desde el principio el uso de la palabra carpetovetónico. Para los que hicimos una licenciatura en Historia hace mucho tiempo en la Universidad de Murcia y tuvimos un nefasto profesor de Historia Antigua en primero (ya estaba pensando entonces en el ascenso peteriano, en el vicedecanato de turno), no nos llegó ese curso el pasado sobre carpetanos y vetones, ni su significado actual (ahora, mientras recordamos el estudio semiabandonado de opositar habrá que recuperar a turdetanos y oretanos, a bastetanos y mastienos, a contestanos y edetanos, a ólcades e ilergavones, a ilergetes y osctenos, a lessetanos, layetanos y sedetanos del Bajo Aragón, pero ese es otro cantar). A lo que iba. El libro de Godes tiene innumerables citas periodísticas, no solo del mundo "especializado", sino de la prensa "generalista" con el ejemplo del Diario 16 pedrojotista, adalid de la modernidad (¿ya no lees el mundo de García-Abadillo?) con Jiménez Losantos y Tomás Cuesta, y con los distintos escritos de Paco Umbral, que metieron en esos periódicos que compraba el Papá de turno a los pintas de Enrique Benavente, Berlanga, Alaska, Ana Curra y Nacho Canut. No me voy a poner a dar demasiados detalles, al que le interese ya sabe que puede comprar el libro. Personal distinto dando opiniones sobre la movida, sobre la etapa heroica del 80 al 83, hablando de si importaban más las pintas o la música, de que si todo era mentira o media mentira, de recuerdos e historias medio reales. De la retahíla de individuos e individuas que aparecen en el libro, a pocos he tenido oportunidad de escuchar como al profeta Ordovás o a Julio Ruiz que sigue en Radio 3 haciendo el Disco Grande. De Onda 2 ni sabía de su existencia, ni si alguien del extinto reino valcarcil, ahora sultanato de Sean Connery tenía constancia. Ni lo sé ni me importa. También se hablan de las influencias, de los viajes a Londres, de la familia de Berlanga, de esa mezcla de peteneros y yeyés que eran a ratos, como en otros momentos eran góticos y siniestros, de que si cogían un poquito de los Clash o de Cure, o de Jam o de Blondie, o de un montón de grupos de los que no tenía ni idea. En eso, el libro de Godes es enciclopédico, así como al final índica al personal circundante estilo Entourage y su séquito de los que lo apunta todo en la libretita de turno. Y música por doquier, y trajes por doquier. ¿Qué fue la movida? Hace unos años vi un trabajito que hicieron en TeleMadrid que no estaba mal, no sé por dónde andará, porque siete años son muchos y ya no se ve TeleMadrid en el extinto territorio Ramón ele punto. Es verdad que a mí toda esta música me llegó tarde, y aunque el en viejo Vashundara escuchábamos más a Dinarama, en esta época, para mí postpañal y pre Luis Braille, me pilla muy lejos. Pero el personal de esa época heroica de Villa Desmadre, como el fallecido hombre de la camisa verde, hablaban más de los hermanos de Barón Rojo y del concierto de Leño en el casino de Algezares. Es lo que hay, aunque nadie relea como el hombre de la camisa verde los Campos de Morsas Esféricas, aunque me decía que todos los de la movida eran unos drogadictos, como casi todos. La verdad es que lo que nos ha llegado a los que nacimos el año que los Blazers ganaron su título, y somos más gamberros, nos hemos hecho de Los Nikis y de Los Acusicas, y de Airbag, y de Fanta y de todo lo que nos recomiende Joaquín Rodríguez. De cuestiones políticas, en el excelente libro, hay opiniones para todos los gustos, así como críticas a Alaska por su pasado en Cope y por hablar de revistas del corazón. Estoy de acuerdo con algunas opiniones que ya estaba bien de tanto tontoautor y de tanta Jarcha (aunque luego somos unos calzonazos y pagamos 28 euros por ver a Quique González o casi treinta para ver a Ismael Serrano, o hacer el fantoche repitiendo estrofillas de tres al cuarto de Vetusta Morla). En fin, que todos hemos tenido días malos. La única ventaja que tenía el personal de la época es que podían ver una buena macedonia musical por la tele, y tenían Aplauso, y luego la elitista Chamorro y otras desviaciones más o menos malintencionadas, y que ayuntamientos y medios premiaban a unos y otros según de que pie cojearan, que siempre es bueno cojear para llenar el bolsillo, digo yo. Terminando, para el que le interese el tema y la época, el libro de Patricia Godes es imprescindible. Y todo lo demás.

¿Qué tienen los Ray?

Lebron sigue siendo el rey, pero siempre te hace falta un Ray Donovan o un Ray Allen que te saque del aprieto. Y nada nuevo bajo el sol.

El principio de Botella

A la altura del de Peter. Pero yo lo entiendo, estando tan cerca del coeficiente intelectual lebrillístico de Anne, no hay que asustarse. Es marca España. Y todo lo demás.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!

Estos errores no son tolerables. No puede ser, joder. No puede ser, joder. No puede ser. Como Aljucer en Compostela.

El Argar gay

Nunca es tarde saberlo. Nunca. Voy a tener que cambiar el tema de las oposiciones, ¿no? ¿Cómo lo titulo? ¿El Bronce gay?

Babel: Himno de mayo 2014

¿Qué no se convierte en lágrimas amargas? Al final, casi todo son lágrimas amargas. Y todo lo demás.

¿Para cuándo un Leo McGarry en España?

Necesitamos un John Spencer, alguien que sepa decirle al presidente Rajoy que es un inepto, que desgobierna, que tiene que mandar a freir monas a Soraya y Díaz, bueno, y a casi todos. Te añoramos, Leo. Mucho.

martes, 13 de mayo de 2014

Otro día soñando con el mar vacío

Y son tantos. Dormir 5 minutos y volver a soñar con el mar vacío. ¿Importa? Va a ser que no.

El hombre sin rostro

Año 1908. El asunto está feo en una España que diez años antes había perdido Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Casi nada. El terrorismo anarquista toma el país. Marruecos está que arde. Y, ante este jardín, el joven de los crucigramas, ahora ascendido en el periódico El Planeta, va a comenzar a investigar muertes inexplicables. Ese el punto de partida de El hombre sin rostro de de Luis Manuel Ruiz. En 1908 no se tenía los medios técnicos actuales, pero se investigaba. Se buscaban fórmulas mágicas por parte del Ministerio de Gobernación español. Se buscaban soluciones únicas e inigualables. Pero esa búsqueda tenía daños colaterales, tenía un resultado inesperado. Elías Arce, pese a su ascenso, sigue pensando en crucigramas y escaques. Luis Manuel Ruiz, a lo largo de El hombre sin rostro nos deja las mejores definiciones de algunas palabras, definiciones claras y concisas. Nunca nadie había definido tan bien palabras como porvenir, consagración, oscuridad, desproporción, pasión, amor, querencia, cariño, devoción, terror, dormitorio, aburrimiento, curiosidad, cadáver, hipoteca. Elías Arce viaja a Madrid engañando a mamá, bajo el barniz de un trabajo en notaría mientras malvive en un edificio de mal vivir, de tuberías raras y más raros vecinos. En sus investigaciones, conocerá a los investigadores de un proyecto que pudo cambiar la historia de España y lo único que hizo fue llevar antes al cementerio a más de uno de ellos. Pero algo de positivo tenía la empresa, conocer a la hija de uno de los investigadores, a Irene, una adelantada a su tiempo, boxeadora, amante de la velocidad, perspicaz y circense a la vez. Esa nueva "gripe sentimental" del protagonista, como dice el autor, nos adentra en la figura de Arce, un zanahorio extraño que intenta hacerse un nombre en un oficio como el periodismo. Y también nos dice Ruiz que el diccionario es el único sitio, el único lugar donde encontrarlo todo, y que no hay muerte dulce, y que todo conlleva una contraprestación. Una novela ingeniosa, de grandes comparaciones y que se hace un hueco obligatorio entre los mejores narradores de este país que sigue pasando tantas o más calamidades que en 1908. Y siempre puede repetirse otro Annual en cualquier latitud. Y punto.

domingo, 11 de mayo de 2014

El libro de oro de la congelación

Siempre. Obligatorio.

sábado, 10 de mayo de 2014

La penúltima de Rudy

Otra más. Este chico no aprende. Está en el Real Madrid. Hay asuntos que no se pueden tolerar. Nunca.

Algo muy difícil de explicar con palabras

Perros de paja, Los Planetas, Jose Lozano y noticias del reino valcarcil, ahora sultanato de Sean Connery. Y luego otras noticias, que con el tiempo darán a luz.

Sobre mierda de cerdos

Soraya número dos, aparte de hacer buena a la número uno, está haciendo méritos. Va a ascender. Yo creo que está Josiah Bartlet, y, un poquito más atrás, pero solo un poquito más atrás, ella. Vaya tela.

Ni un solo minuto

La residencia catastral aprisiona a ciertas horas a pesar de lo que hicieron los meñiques.

viernes, 9 de mayo de 2014

Ahuecando alas como si fuera Carnivale

Al menos, esta vez, el himno lo merece. Digo yo.

Informe Robinson: Palabra de Larry

Para los que desde hace años nos pasamos la noche en vela desde final de octubre a junio (y hacemos la fotosíntesis de manera distinta, lo tengo comprobado, lo juro), Larry Bird es leyenda. Una LEYENDA. Sobran las palabras. A la altura de lo que te quieras imaginar... pero muy por encima. Muchísimo. En Informe Robinson han dedicado en abril esta Palabra de Larry (y suenan Primal Scream, y el señor Cash...). Una leyenda. A mi la enfermedad me entró a final de los 80's, con los últimos momentos de lucidez baloncestística del señor Bird. Pajarico de Indiana. Siempre superando el dolor, su cuerpo, el suicidio paterno, su primera mala experiencia universitaria, pasar por conductor del camión de la basura y un montón de mierdas más. La final perdida de la NCAA contra los Michigan de Magic, sus tres victorias en la NBA, sus dos finales perdidas en la mejor liga del mundo, la final perdida como entrenador de los Pacers en la NBA y ahora sus andanzas como presidente ejecutivo de operaciones de baloncesto del equipo profesional de Indiana. Sobran las palabras y faltan imágenes, pero que bien hecho está, pijo. Y todo lo demás.

Edificando nuevos códigos

Después de recomendar bollitos suizos y que el gran Guillermo le diese altavoz, sólo quedan espirales de sudor después de la limpieza de viernes.

jueves, 8 de mayo de 2014

Los papeles del ilusionista

Vuelvo a las casas grandes atiborradas de recuerdos con Los papeles del ilusionista de Miguel Sánchez-Ostiz. Nuestro personaje, esta vez, vuelve a la casa del enorme laurel a hacer tiempo, a recordar, a escribir, a una espera en la que el pasado siempre está presente. De la soberbia de la juventud, de las idas y venidas a hoteles de todo tipo, de no saber que el futuro y el mañana sólo dan puñaladas, nuestro hombre pasa a recordar a la familia con la que vivió y no vivió, a recordar la muerte materna y la huida paterna, a recordar a los ancianos parientes y a los militares parientes y a todo aquello que era distinto a lo que es ahora. Pero de prestado, siempre de prestado. Y también es una novela de olores a pinturas y barnices, a las que nuestro debería haberse dedicado en sus restauraciones. Ese olor, ese recuerdo, me lleva a la casa del escultor Paco Liza, de Guadalupe, a la que habré ido casi cuarenta veces a llevar y traer santos y vírgenes y cristos antes y después de las restauraciones de turno. Ese olor perdido es el de la juventud perdida, el de lo que se fue para no volver. Y con esa juventud perdida, desde cierta edad, se ve (casi) todo distinto. O tal vez, no. Tal vez sea solo impresión, tal vez sea solo intuición. Y el París no olvidado, y "esos artistas", y los cafetines y las charlas interminables, o que terminaban tarde y mal. Evocación resentida, tal vez. El fin de la comedia acaba en patetismo, sobre todo cuando piensas que con casi cuarenta tacos puedes seguir haciendo lo que hacías con veinte años menos. Me gusta como ilustra con palabras Sánchez-Ostiz lo que creemos que es amistad. Creemos, eso he puesto. Creemos. ¿Qué buscamos en esos supuestos amigos? Al final es clientelismo, de una forma u otra, pero clientelismo. Y habla Sánchez-Ostiz de esas "zonas de sombra" que al final encontramos en los supuestos ámigos, esas zonas de única entrada para el receloso y su primera persona del singular. Los secretos y todo lo demás. También aparece, como tiene que aparecer, la cuestión del dinero. Me sorprende como en algunas novelas el personal vive del "aire". Nuestro personaje, vivió de la compra-venta artística durante un tiempo de una manera que si no llegaba a la felicidad era porque no quería. Pasaban semanas y la vida se hacía pasable. ¿Vida personal más alta? No lo sé, pero como Lester Burnham, yo creo que casi todos, queremos "la menor cuota de responsabilidad en la vida". ¿Eso llevó a nuestro personaje a volver a la casa perdida y olvidar la rutina y el estrés por un tiempo? Lo único que podemos sacar en claro es que no conocemos realmente a las personas con las que hemos compartido un tiempo (la duración midámosla, por una vez, como Lucien Febvre, Marc Bloch y Fernand Braudel, a través de los cambios y no bajo el prisma de la aguja del reloj o la hoja del calendario) muchas veces se muestran como personas irreflexivamente desconocidas, escondidas bajo un barniz y bajo diversos óleos que esconden su verdadero dibujo siniestro y real. ¿Puede ser soberbia juvenil? Quizás. Pero se pasa de la asiduidad al olvido, de la felicidad al infierno en lo que tarda la maceta de alabega en hacer la fotosíntesis. Todos somos muy diferentes aunque pasemos un buen rato juntos, pero ese buen rato no justifica amistades falsas o jodiendas con vistas a la bahía. Esas "largas conversaciones" de las que habla Sánchez-Ostiz que con el paso de las charlas (olvidad el reloj un rato, solo un rato) acaban en el diálogo más absurdo del mundo: la temperatura del café, la chica del tiempo, el precio del combustible o el vestido de la infanta hija del usurpador de turno). Como le digo a Is, casi todo, al final, acaba en la anécdota, en la más pura y trivial anécdota. Y no, no nos engañemos: la rutina prefiere la novela más aburrida de Tolstoi que el verso más tierno de Miguel Hernández, la puta vida es así.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Slug

martes, 6 de mayo de 2014

Chica joven

Un error del zapaterismo, otro de tantos, fue la elección de sus colaboradores (a los cuales no escuchaba). Y digo bien: no escuchaba. Él, elegido legítimamente, pero de forma curiosa, se vio en un berenjenal que ni Dios se pensaba. Y entonces se le fue la pinza. Regaló cheques bebés a multimillonarios y cosas por el estilo. Y lo del no a la guerra, y todas esas mierdas. Si dices no a la guerra, cierra el ejército, que con la Guardia Civil nos valemos. Pero no. El elegido legítimamente a golpe de tren decidió que el género y la juventud y la sodomía valían para ocupar un puesto. Eso es currículum y lo demás son tonterías. Lo que cuenta Molina lo sabe todo Cristo, pero todavía hay personas que no lo reconocen. Ese profesional del chiquilicuatrismo que fue ZP alcanzó cotas insospechadas. Hacía romerías a cualquier tuercebotas, a cualquier voz de la ceja, a cualquier traidor de las gaviotas. Ahora sólo hay que verle el careto: en esos siete años de desencanto envejeció como 19. Y no quiero pensar como anda su conciencia, esa tiene que ir con andaderas en el andamio de la estupidez. Pasados los años nos daremos cuenta de la demencia zapateril y de la más siniestra de Rajoy (otro que no tiene perdón de Dios, aún más estúpido que su antecesor, pero del registrador de la propiedad hablaré otro día). Zapatero, en sus horas bajas, que fueron todas, era una sorpresa convertida en insulto. Era mugre, era afecto malentendido. Y lo puesto antes. ZP le debe mucho de ello a sus colaboradores y a su ilimitada capacidad de hacer el bobo (no llega a lo de Rajoy, que en esto lo supera en infinitos). La caterva y sus cosas. El zapaterismo quiso enredar al prójimo en sus bienaventuranzas de serie B y lo que acabó fue hiriendo de muerte a un socialismo en gangrena permanente. Venga de leyes y regalos hasta que me quede idiota, venga de ajustar cuentas con el Franquismo. La digestión de la victoria del 14-M le pasó factura a José Luis, se le hizo demasiado pesada. Los malasangres acaban siendo tontos y, a veces, peligrosos. Con la perspectiva puesta en aquel 20-N de la derrota socialista (tuvo los santos cojones de elegir esa fecha), vemos que todo ha ido a peor. Muerto el perro, llegó el ébola rajoyesco, el amebismo cultural, el ejemplo de lo que no hay que hacer, la calefacción en el infierno, potaje aneuronal, pecera seca. Coda: Como nos gusta hablar de las flores marchitas, pero como todas las flores acaban oliendo fatal y el agua podrida, peor. Sólo quedan dos opciones en los días sin lluvia ante la guardería feremuriense, la última caterva que vende el holocausto estudiantil. Señores y señoras gaviotiles, por ese infierno, hemos pasado casi todos. Coda: Como dice el Señor Chinarro, el exilio de los dioses...

Putas evaluaciones

Hay que resucitar espíritus perdidos, recuperar barbechos olvidados, recuperar dientes de los peores caballos. Recuperar, recuperar, recuperar.

Juan de Osuna para todos

lunes, 5 de mayo de 2014

SAN JOSEMARÍA

Los daños colaterales y el efecto en los triples de Ray Allen. Mejora, Ray, que te estamos esperando.

Mi, mi, mi...

sábado, 3 de mayo de 2014

La cara del amigo de Nina

De ese mismo. De Parsons. Del defensor de Lillard. Como para olvidarlo.

viernes, 2 de mayo de 2014

Candidatos

Tiene Is colgaditos en una de sus dos cocinas a una serie de candidatos a las elecciones europeas del día 25. No cambian.

Un 5-0 desde el Fondo Sur

Ya que el personal está haciendo apuestas sobre el día 24, no estaría mal una manita, ¿verdad?

Manguitos (2)

Ahora que estamos en tiempos de saltos al Segura, de momentos fluviales e incluso marítimos, nada como los Manguitos 2.0.

Como media España...

¿Y los manguitos?

jueves, 1 de mayo de 2014

Twist del escriba sentado

Este himno va dedicado a Guardiola y sus nuevas pintas de escriba sentado. Casi Faraón. Y todo lo demás.

La espera

Siempre mejor con un himno cercano aunque sea moña.