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martes, 13 de abril de 2010
El Asedio.
Todo perfume es falso, porque todo es mentira. Acabo de terminar de leer El Asedio, la última novela del maestro Pérez-Reverte y me reafirmo en esa teoría. Nada es lo que parece, nada es verdad. Los demonios interiores siempre salen a relucir: un cabrón que decide matar jovencitas, un oficial francés que no quiere ascender, un detective amargado con la vida, una emprendedora del comercio en un mundo de hombres. Y el fantasma aparece a la vuelta de la esquina, siempre, antes o después, pero siempre aparece. Y la risa se va por viento fresco. En el Cádiz de 1811, el que sufre y vive la invasión napoleónica, todo es posible. El Asedio engloba todos los temas que ya hemos visto en las obras anteriores de Arturo Pérez-Reverte, pero de manera más pausada, de manera adulta, de manera reflexiva. Quizás, tal vez, hay personajes que nos recuerdan a otros de esas anteriores. Y, como ha ocurrido en las últimas novelas, los personajes femeninos toman una dimensión inigualable. En este caso, la afortunada es Lolita Palma, superviviente de una estirpe, hecha a golpe de muertes y que utiliza su inteligencia, sus palabras y sus labios para salvarse de la quema. Esos personajes femeninos tan bien perfilados, muestra clara de la intuición perezrevertiana. Una Lolita Palma que nos recuerda, en esa cualidad de superviviente que alcanza cotas a base de “un poco de todo” a la Teresa Mendoza de La reina del sur o la menor de las Bruner en La piel del tambor o a la Tánger Soto de La carta esférica. Una palabras y te meten en el redil, siempre pasa lo mismo. Personajes que siempre ocultan algo, una doble vida, una doble faz que termina saliendo de su escondite para mostrar el infierno, el demonio que llevamos dentro. Si todos escondemos algo, por algo será, ¿no? Sí, vale, el infierno es una cosa muy personal, pero no todos vamos destrozando niñas quinceañeras en busca de la perfección. Todo tiene una explicación científica, una base matemática, un perfil químico, una jodienda con vistas a la bahía. En este caso, la bahía es la de Cádiz, el reducto ante la invasión, las Cortes que elaboraron una Constitución liberal, la de 1812, presuntamente libre, pero que comenzaba con una invocación a la divinidad. Las sotanas mandaban, mandan y mandarán mucho ( a no ser que encierren a todos los sotanas que andan haciendo el cafre, que hay de todo en la viña del Señor). Los cambios previstos no alcanzaron los límites que debieron, no corrió la suficiente sangre, no se pudieron hacer suficientes morcillas reales. El viejo “que cambie algo para que no cambie nada” se hizo efectivo en la España “liberal” de ese hijoputa rey que sodomizó todo lo que pudo y más al país, cual servilleta de papel. Pero como la Historia no es mi vocación, prefiero morderme la lengua, que el Oraldine haga bien su efecto. Ya digo que me quedo con Lolita Palma como me quedaba con Teresita o con Tánger, cada una con lo suyo. Pero del resto también hay cosas destacables: Rogelio Tizón, un poli muy particular, que unos satanes interiores que ya quisiera para si el mismísisimo Belcebú; Pepe Lobo, capitán corsario que piensa de una manera y actúa como tiene que actuar; del resto, ahí están las 725 páginas para meterles mano como Dios manda, la verdad.
Siempre digo que no sé si es buena la madurez. Evidentemente no te equivocas como antes, pero yo disfruto de las equivocaciones, de meter la pata, de joder la marrana de vez en cuando. Sí que se nota la pausa, los dos años preparando la novela, las palabras de Real Academia, pero los temas son los mismos y nos recuerdan a las obras anteriores. Aparte de los personajes femeninos, los temas son recurrentes. En El Asedio, el tema de la invasión francesa, de la oportunidad perdida para entrar en Europa, de la oportunidad perdida para entrar en la Revolución, de la oportunidad perdida para entrar en la guillotina como vimos en Un día de Cólera o como también vimos en El Húsar. También nos recuerda la eterna derrota como vimos en Cabo Trafalgar y en la serie del Alatriste. Todos nos parecemos, aunque no queramos. También nos recuerdan las referencias ajedrecísticas a la Tabla de Flandes. Unos recuerdos a esos libros que vamos releyendo noche tras noche, insomnio tras insomnio, mentira tras mentira. Y las conclusiones son las de siempre, que estamos solos, que vivimos solos aunque tengamos mucha gente a nuestro lado y que, como temía Tánger Soto, moriremos solos. Y, ante esa verdad, la única de la vida, no hay respuesta posible. Y punto.
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21 comentarios:
Eres un artista. Espero que algún día Arturo tenga el placer de leerte. No estaría mal que disfrutaseis de leeros mutuamente, ¿no?
Por cierto, qué bien me sentaron las cañitas.
Se acaba de ir de mi casa mi futura cuñada, dice que os visteis el dia del bando y que no la saludaste...así no vamos por buen camino,no...
Estudia, Stirner, estudia, y a ver si tenemos otra fiestecita por el aprobado. Y las cañitas, ¿seguro que eran Amstel? Otro día lo preguntamos.
Ra, ¿futura cuñada? ¿y quién es? ¿la conozco?
Joder, equibocarse es umano. Y no está mal.
qué disparate! no tengo tiempo de leerlo todo, pero no pinta nada mal. luego, en casa, con la copa de vino en la mano y tumbada en el sofá (qué gráfica soy) lo volveré a leer. Al final, anoche me lie (me compré una bici) y no me dio tiempo a bajar. Dame un toque cuando bajes a Murcia, y nos tomamos una. Bso
y yo sin comprarlo...manda cojo.....
El 17 empiezan los plays de la nba..
Sensei, y si nos equivocaramos esto sería el copón de aburrido.
Maica, supongo que será Rioja, digo yo. Bici,sin sillín, ¿no?. Ya te digo, que lo de un ratico ya me lo sé yo...Ciao!!!
chico, se acabó lo de dormir!!! ¿El 17, y yo sin plus pa verlo, que luego las atdhe y compañías y se joden. Algo haremos!!!
Lo tengo que leer, que de Pérez Reverte me ha gustado casi todo, incluso La piel del tambor.
Excelente crítica, y me alegra saber eso que has notado sobre que está más sereno y más centrado, más enfocado. Todavía hay quien le discute su valía como novelista, a ver si con este trabajo calla a los necios de una vez.
Insanus, una pausa se toma AP-R para enfatizar las cosas. ¿Incluso la Piel del Tambor? Esa fue mi novela de mesilla de noche hasta que dejé de tener mesilla de noche, fue una obsesión.
Su trayectoria lo dice todo (desde quienes le rechazaron El Húsar [que luego fue publicada por Akal]) hasta la actualidad. Y si los necios volaran no se vería el sol!!! Cuídate!!!
No he leído novelas de Pérez Reverte, así que desconozco su valía como novelista. Como articulista no me gusta; me revienta, como me revienta todo el que está en posesión de la verdad. De todas formas, si algún día me da por leer alguna de sus novelas y no me gusta, me cuidaré muy mucho de callarme, no vaya a ser que alguien me tilde de necio
Leandro, el maestro AP-R tiene sus cosas, como todos, pero una cosa son los artículos y otra las novelas. Antítesis. A mí, personalmente, me gustan, aunque los temas tratados en algunas sean jodidos de verdad (nada comparable en la jodida vida como la historia de El Pintor de batallas). Un saludito.
Rioja han sido las tres copas que me acabo de tomar en el togo, la que viene ahora es murcianica (jumillana para ser más exactos)al final se alarga, un ratico es eso y no más..jeje
Y sí, todos nos parecemos a pesar de las diferencias que nos separan.
Muy bueno, aunque Reverte no sea santo de mi devoción.
y la bici con sillín, pero del que jode..jjajaja
Estoy tela cansada el marujeo y tal y tal...La entrada merece ser leida con toda la atención, seguro.
asi que mañana te leo.
;)
Maica, te iban a gustar algunas de las últimas y de las anteriores (yo creo que más La piel del Tambor y La Carta Esférica). ¿Con sillín? Parece mentira que tengas amigas vascas, joder. Chaíto!!!
Anele, mañana alcanzamos el ecuador, disfruta del día!!!
Buena crítica, sí, se nota que lo conoces en profundidad... Yo supongo que estoy en el grupo de los necios o de los necios a medias. Después de "La piel del tambor" dejé de leerlo. Había disfrutado de "La tabla de Flandes", "El maestro de Esgrima", "El Club Dumas" y de alguna de las primeras partes de Alatriste... pero siempre he pensado que, a pesar de documentarse de una manera excelente para sus novelas y de dominar muy bien los distintos registros, la lengua, y todo lo demás, como tú dices, tiene unos finales muy flojos. Me decepcionan. Muy resueltos de un plumazo, rapidamente, y sin definirlos bien. Pero bueno, igual me animo y leo esta...
LOs artículos son harina de otro costal... cuando le da por el insulto fácil, no lo soporto.
Besossss!!!
Pendiente del vídeo sólo puedo decir que no voy a poner otro libro más en mi lista, me agobia el hecho reconocible de que simplemente no me alcanza el tiempo. Cuando llegue a mis manos lo leeré y punto (joder, que me has pegado lo del punto)
Yo realmente lo que deseo es que me hables de eso de que todo tiene explicación científica, base matemática, un perfil químico y una jodienda con vistas a la bahía.....gin tonic en una mano y fresas en la otra....
jajaja...
Beso Sñr. Tónico
A ver, Silabaria, yo me terminé de enganchar con La piel del tambor, las anteriores me dejaron a medias. Lo de la información buscada para documentarse es cierto (sólo hay que recordar la bibliografía que puso para El Húsar en la edición de Akal). Y, respecto a los finales, son siempre una serie de puntos suspensivos, somos nosotros, los lectores, los que debemos dejar trabajar a la imaginación y completar el trabajo...¿o es que nos tienen que masticar la comida? Y yo creo que los artículos son una forma de desconectar (aunque en la entrevista de hace dos semanas en el xlsemanal dijo que les dedica un día a cada uno). Un saludito.
Anele, no creo que sea todo azar, no puede ser que alguien una planta en un minuto concreto por azar, ni que te caigas en un paso de cebra, ni que coincidas con gente en el trabajo por que sí. Tiene que existir algo científico en eso, ¿no?
¿mágico?
;)
pero así sin gintonic...no me gusta nada.
A ver a ver, puntualización: no es lo mismo un final con puntos suspensivos, abierto, o como queramos llamarlo, que un final poco definido... Se ve que con este señor tuvimos caminos opuestos: yo dejé de leerlo en La piel del tambor. A ti te enganchó.
Otro beso!
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