Me persiguen. A cada segundo, envejezco. La madera está más cerca. De nada sirvió Getsemaní. Rezar y rezar. ¿Y para que valió? Veo dolor y más dolor. Y no se comprende nada. Y parezco un maldito anciano, aquel mercader que mande al infierno cuando vacié el templo, aquel Lázaro que resucité, ese soldado que dentro de un rato me va a dar vinagre. ¿Podré comprender esto alguna vez, con las manos agujereadas de por vida? ¿Es esta la parte mala, verdad? Y luego, llantos y llantos, sangre y rayos, y yo en el centro. ¿Es lo que merezco?No sé que tiene esta canción del Señor Chinarro que me encanta. ¿Seguro que no tienen? Los ángeles, digo. ¿Los querubines del Trivial tampoco? Yo no lo tengo tan seguro. Aunque siempre podemos alegrarnos en un incendio.
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ResponderEliminar......Amen (y punto).
bonita alocución en primera persona
ResponderEliminar¿El Chinarro no empezaba y terminaba en el rayo verde? La de los ángeles era la que decía yo que me gustaba(http://burbujaplanetera.blogspot.com/2008/10/cosmopotica-2008.html), "bajo cero el silencio del refrigerador cerre los ojos de..." Bueno voy a ir pensando ya en dormir, que ya es hora aunque no tengo nada sueño. Deberían inventar pastillas para no dormir sin efectos secundarios.
ResponderEliminarSi Jesus viviera en nuestros dias, la Iglesia lo mandaría matar.
ResponderEliminarLa biblia y la Iglesia no tienen nada que ver.
Lectura recomendada: San Marcos 11: Expulsión de los vendedores del Templo.
El Via Crucis continua imparable.
ResponderEliminarY no hay sitio donde parar un intante y tomarte un café.
Siempre tiene que haber un mártir, ya sean vírgenes lanzadas a volcanes,cristianos a los leones,o un hombre clavado en la cruz.No somos más que una panda de títeres empeñados en colocarnos hilos que nos manejen.b.Eva
ResponderEliminarPor cierto, ¿viste el incendio en el restaurante el Quincho? A un par de familias de amigos míos los tuvieron que llevar a un hotel. Se armó una buena, y parece que los bomberos no estuvieron muy finos. En fin... Que toda la razón. Pena de Mesías. No sé a qué vino.
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