Ni los más viejos del lugar. El Real Murdia de Campos (¿quién se acuerda ya de aquello del Javimurcia?) volvió a ganar ayer tarde a un Córdoba que, no nos engañemos, está en puestos de descenso. Partido malo, espeso, con dos equipos sin aire pese al vendaval que hacía. En la fila 38 nos reímos un rato y volvimos después de una diáspora mitad voluntaria, mitad forzosa. Ya se sabe que, siempre, siempre, la culpa la tiene el tráfico. De armas o de lo que sea, pero siempre la tiene el tráfico. Y hasta el Papa lo sabe. En fin. Que si Clemente hubiera estado ayer en el banquillo la gente se hubiera ido pitando. Pero no. Este equipo es rácano, pero está teniendo mucha suerte. Los superpecados del Real Murcia todavía hay que purgarlos. Y en la penitencia está el éxito, empezando por una defensa en la que cuando no chirría Xisco Campos lo hace Otxoa, en unas bandas desaprovechadas y en unos delanteros que se dejan el alma en la presión. Es lo que hay. Sudar, luchar y rezar. Y si mientras suena el I'm not driving anymore de Rob Dougan, pues mucho mejor. A ver lo que dura el matrimonio entre la victoria y el escaso juego, a ver si el equipo corre y sale de abajo, y sigue corriendo hacia un ascenso que sería el oxígeno temporal que esta resquebrajada institución necesita. ¿Y como se dice adiós en chino? Pues eso, la respuesta está en Lock&Stock, esa obra maestra de Guy Ritchie. Y punto.
domingo, 25 de enero de 2009
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Ni los más viejos del lugar. El Real Murdia de Campos (¿quién se acuerda ya de aquello del Javimurcia?) volvió a ganar ayer tarde a un Córdoba que, no nos engañemos, está en puestos de descenso. Partido malo, espeso, con dos equipos sin aire pese al vendaval que hacía. En la fila 38 nos reímos un rato y volvimos después de una diáspora mitad voluntaria, mitad forzosa. Ya se sabe que, siempre, siempre, la culpa la tiene el tráfico. De armas o de lo que sea, pero siempre la tiene el tráfico. Y hasta el Papa lo sabe. En fin. Que si Clemente hubiera estado ayer en el banquillo la gente se hubiera ido pitando. Pero no. Este equipo es rácano, pero está teniendo mucha suerte. Los superpecados del Real Murcia todavía hay que purgarlos. Y en la penitencia está el éxito, empezando por una defensa en la que cuando no chirría Xisco Campos lo hace Otxoa, en unas bandas desaprovechadas y en unos delanteros que se dejan el alma en la presión. Es lo que hay. Sudar, luchar y rezar. Y si mientras suena el I'm not driving anymore de Rob Dougan, pues mucho mejor. A ver lo que dura el matrimonio entre la victoria y el escaso juego, a ver si el equipo corre y sale de abajo, y sigue corriendo hacia un ascenso que sería el oxígeno temporal que esta resquebrajada institución necesita. ¿Y como se dice adiós en chino? Pues eso, la respuesta está en Lock&Stock, esa obra maestra de Guy Ritchie. Y punto.
Deja, deja, que nos vamos para la segunda B que ardemos!
ResponderEliminarSaludos.
La segunda b es como el infierno, una cosa muy personal.
ResponderEliminarSi no me equivoco habéis ganado todos los partidos desde que no está Javier Demente. O al menos no se ha perdido ninguno.
ResponderEliminarSiempre he envidiado alos queles gustan el fútbol y la cerveza. Confieso abochornado mi incapacidad para disfrutar de ambas cosas.
ResponderEliminar¡Espías con licencia para cagar...la!
Cada vez que los políticos españoles deciden saltarse la legalidad, y sacar ventaja política jugando con los servicios paralelos, la cagan. Vease el Gal y el caso Aguigate. Ambos, muy distintos, pero basados en el mismo desprecio a la Ley.
No han sido superespías. Son una cuadrilla de incapaces y perdedores poco cualificados sacados de sus guaridas en las cálidas cloacas del sistema. Matones, asesinos, trincones y truhanes siempre dispuestos a satisfacer a los poderosos a cambio de unos miles de euros para los colegios de los niños y una tarjeta visa con la que deslumbrar a las putas en los casinos.
No sé quiénes son los culpables en este desaguisado ético. Todos parecen sospechosos. Prisa, con sus enormes deudas a plazo fijo y los créditos en Caja Madrid. El Sr. Gallardón y la Sra. Aguirre que, en su duelo de vanidades, resultan ya insoportablemente tóxicos.
Pierde, una vez más, la deficiente democracia partidista española. Y, por supuesto, la necia oposición del Sr. Rajoy y sus politiquillos tan ineptos como la cuadrilla de espías contratados. Unos y otros parecen sacados del "todo a 100". A la espera de que alguien vaya a la cárcel, todo queda en veremos.
P.S. Por cierto, dudo que los "Mortadelos" sean capaces de operar sin ser detectados en Colombia, país acostumbrado a lidiar con decenas de aparatos de inteligencia. O fueron tolerados o los seguidores eran colombianos. Oficiales o ilegales. Aten esa mosca por el rabo.
¡Espías con licencia para cagar...la!
Parece que están otra vez en racha, a lo mejor dura, eso nunca se sabe.
ResponderEliminarNo, no y no. El equipo es rácano, vale. El partido espeso, vale. El juego escaso, vale. Pero de esto a lo de hace dos meses va un abismo. Aquéllo era... yo qué sé, no encuentro palabras. Ahora hay tres o cuatro tipos ahí, por el centro, que tocan el balón casi siempre hacia uno de rojo. Sin alardes, pero sin dárselo al contrario. Y a veces, después de cuatro o cinco toques (no muchos más), el balón llega a la banda en condiciones de ser jugado e, incluso, centrado. Que luego se centra de aquella manera, vale. Pero mira, hasta ahí se llega mal que bien. Y la franja central ya no es una autopista hacia nuestra portería. Y los goles que marcamos, pocos, vale, ya no son únicamente a balón parado. Ahora hasta marcamos en jugada. Y hemos marcado uno para enmarcar, y si no, a las pruebas me remito; mira la jugada completa, desde el robo de balón hasta el remate. Pues eso, ni los más viejos del lugar. Y de acuerdo con que no vamos a subir, que no lo creo, y con que hay que ver con lo que nos conformamos ya. Pero es que el recuerdo de lo otro todavía está muy reciente. Y no quiero señalar a nadie, que la culpa sería de todos. O de casi todos. Pero sea como sea, esto es otra cosa. Para estar, como diría el viejo, contentos sin presumir.
ResponderEliminarTienes razón Leandro, tienes razón.
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