Después de tenerla mucho tiempo pendiente, el lunes pude ver por fin Trabajo basura. Tiene momentos en los que no puedes parar de reir, aunque sirve como metáfora contemporánea: trabajos sin motivación, días iguales, semanas iguales, meses iguales, años iguales. Cuando todo es monótono, todo es aburrido. Muy aburrido. Y el aburrimiento lleva a ala desesperación. Y la desesperación a unos puntos suspensivos que nunca sabes cuando acaban. Como canta Morrisey, antes o después, “tú eres la presa”. Y encima nunca puedes elegir: ni tu nombre, ni tu gente, ni tus compañeros de curro. Y llega un puto lunes y es la maldita desesperación. Aunque hay discrepo: yo odio más los sábados por la mañana, y los domingos por la tarde, y no hay nada como un lunes por la tarde en invierno y sin nadie con quien ir a tomarse unos gintonics en el Zalacaín.
Y lo que no puedes creerte es que, cuando pasen 10, quizás 15, tal vez 20 años, sigas en el mismo puesto, soportando las mismas cosas, las mismas reuniones, soportando a tres jefes distintos. A fin de cuentas, todos jugamos a la lotería. El problema es si tocara. En la peli lo escenifican muy bien: ¿Qué harías si fueras rico? Yo lo tengo claro: absolutamente, sería un cero a la izquierda. Como ahora, pero con vicios más caros, con licores aún más ambrosiacos. Y olvidarte de la ciudad, de los malditos atascos, del puto olor a tabaco cada vez que sales de un bar apestando como un cabrón, de los hijos de satanás que hacen que el autobús llegue tarde, del despido libre, de las órdenes para hacer las cosas, de los favores personales, del esfuerzo común, de la puta cadena de mando. Todo eso y mucho más es Trabajo basura, el trabajo como algo peor que el infierno de la desesperación, algo que no gusta pero que hay que hacer. Y también es una profunda reflexión sobre el Principio de Peter, sobre como los ineptos e incompetentes gobiernan el mundo, de cómo Bush fue lo que fue de cómo un viernes se puede convertir en el peor día del milenio. Y la maldita rutina, una y otra vez, jodiendo a jodidos. Todo es un diccionario con errores. Aunque siempre nos queda escuchar a Starsailor. Y todo lo demás.
Y lo que no puedes creerte es que, cuando pasen 10, quizás 15, tal vez 20 años, sigas en el mismo puesto, soportando las mismas cosas, las mismas reuniones, soportando a tres jefes distintos. A fin de cuentas, todos jugamos a la lotería. El problema es si tocara. En la peli lo escenifican muy bien: ¿Qué harías si fueras rico? Yo lo tengo claro: absolutamente, sería un cero a la izquierda. Como ahora, pero con vicios más caros, con licores aún más ambrosiacos. Y olvidarte de la ciudad, de los malditos atascos, del puto olor a tabaco cada vez que sales de un bar apestando como un cabrón, de los hijos de satanás que hacen que el autobús llegue tarde, del despido libre, de las órdenes para hacer las cosas, de los favores personales, del esfuerzo común, de la puta cadena de mando. Todo eso y mucho más es Trabajo basura, el trabajo como algo peor que el infierno de la desesperación, algo que no gusta pero que hay que hacer. Y también es una profunda reflexión sobre el Principio de Peter, sobre como los ineptos e incompetentes gobiernan el mundo, de cómo Bush fue lo que fue de cómo un viernes se puede convertir en el peor día del milenio. Y la maldita rutina, una y otra vez, jodiendo a jodidos. Todo es un diccionario con errores. Aunque siempre nos queda escuchar a Starsailor. Y todo lo demás.
Sé que me repito. Cada vez más, pero no puedo evitarlo. Así que insisto: mí día favorito es el lunes. Una semana nueva, sin estrenar, y por lo tanto, sin estropear. Es como un pequeño 1 de enero. Todavía estamos a tiempo de que todo salga bien
ResponderEliminarEs un punto de vista. Algo parecido a un punto de vista. Quizás, pensándolo bien, deberías ser ministro de trabajo. Aumentaría la productividad.
ResponderEliminarYo estoy de acuerdo contigo. Aunque lo paradójico es que cuando lo mandas todo a la mierda...de repente te quieren ascender...será que ya no soy tan útil como antes
ResponderEliminarSalu2
El ascenso, el ascenso pendiente. Un puesto, un despido, opciones sobre acciones. Y todo lo demás, Markos, y todo lo demás.
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