Ventana, puerta, escalera, reloj, tarima, y todo lo demás. Y vuelta a empezar. Todo es mentira, incluso esa puerta, incluso esa escalera, incluso ese reloj, incluso esa tarima. Lo que has visto no lo has visto. Lo que has escuchado no lo has escuchado. La máquina de la mentira sigue su curso. Y, como siempre, repite. Y punto.
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