miércoles, 13 de mayo de 2009
No sé, no sé.
Si podéis mirarme, por favor, hacedlo. Es una orden. Tengo 89 tacos entre pecho y espalda. Se dice pronto. Soy un maldito superviviente. Otros, con la mitad de la mitad de la mitad de mi edad, se ducharon una última vez. O montaron en un tren. O la palmaron de un disparo. Pero en el año 43 yo tuve que elegir. Y tú hubieras hecho lo mismo. Eso es la supervivencia. Tragar sapos, crear estructuras y olvidar los sentimientos. No os creáis cuentos moralistas sobre la existencia y la permuta emocional. Nada. Mentira. El siglo XXI se ha cimentado en millones de cadáveres. Sumad la Primera Guerra Mundial, la Segunda. Y todas las demás. Ni ciclos ni pollas. Esto es así. Es imposible la abstracción. Que sí joder. Que todo es ruido, que todo vuelve al revés, que el Paleolítico televisado ya está aquí. El crujido de un hueso rompiéndose al caer a una sima. Hay días que me cuesta un poco más dormir. Pero al final, todo se pasa. No se olvida. Pero no pasa nada por estar 66 años con pesadillas. Y, si no, aquí hay otra historia.
Coda: Cuando Carlos Alsina ha contado la historia, la pandilla canalla de neuronas que aún sigue viva en mi cerebro, ese grupo salvaje en busca de sangre, ha hecho la maldita asociación de ideas. Joder, esto es Verano de corrupción. Esto es el maldito y bendito Verano de corrupción. Supongo que la ha visto todo el mundo. Si alguno no, está tardando. Una joyita en plan redentor. Aún hay futuro para los niños de la ESO. O, quizás no. No lo sé.
Coda número dos: Como siempre le digo a los jóvenes, en la Historia (con mayúsculas y con minúsculas), todos somos buenos, todos somos malos, todos somos regulares. Pero unos más buenos que otros, y otros más malos. ¿Comparándolos con quién? Eso es cosa tuya, la comparación. Y que suene el ruido. Por eso he puesto La resolución final, esa gran canción de los Beef. Y la recurrente frase de George Harrison: “Prefiero ser un exbeatle a ser un exnazi, aunque preferiría ser un exnada”. Si queda algo, ahí, justamente ahí está. Y punto.
No, todo el mundo no.
ResponderEliminarTodo el mundo no? Seguro?
ResponderEliminaryo no he visto verano de corrupción. El vídeo sí me suena,lo ví en el pasado, hoy lo veo y mañana también. Un exnada es un todo.
ResponderEliminarVerano de corrupción es una joya de peli.
ResponderEliminarAla traca!!
ResponderEliminarQue hay mucho catalán por mi barrio.
Buena frase: "Eso es la supervivencia. Tragar sapos, crear estructuras y olvidar los sentimientos". Espectacular.
ResponderEliminarDe hecho el primer párrafo es impresionante. Es un tema muy complicado pero yo al Iván el Terrible me lo terminaba de cargar, que pague por pecador que ahora le toca a él.
Puede que unos eligieran entre matar o morir, pero otros mataban por gusto, enfermos mentales guiados por un odio inculcado por un líder que tomó el mando porque los alemanes así lo quisieron. Los otros no llegaron ni a tener esa oportunidad de elección.
Un tema muy difícil y tu forma de describirlo ha estado impresionante. Vaya debate moral Salvita acabas de exponer en 17 líneas. Espectacular.
No olvidan, no, los supervivientes de la barbarie.
ResponderEliminar¿Cómo se puede olvidar algo así?.
No hay documental o entrevista que les hagan, en el que antes o después afloren lágrimas a sus ojos desgastados y sin vida (tal vez de tanto llorar).
Me gusta como has descrito este tema. Un genocidio sin sentido.
¿Locura?. Parece que, ante hechos que nuestra mente no puede asimilar, enseguida añadimos la palabra "locura" como justificación. ¿Por qué?. Hay locos, enfermos mentales, esquizofrénicos, paranoicos... que no serían capaces de hacer algo así.
No sé, no sé.
Un abrazo.
Sobrevivió hasta que lo pillaron. Que pague ahora lo que le toque pagar. Y sigo en desacuerdo con George Harrison: es mucho peor haber dejado de ser un Beatle, que haber dejado de ser un nazi. Cuando uno deja de ser algo bueno, empeora; cuando uno deja de ser algo malo, mejora. Y por muy relativo que sea todo, ser un Beatle es buena cosa y ser un nazi muy mal asunto.
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