viernes, 24 de julio de 2009
La cara de John Starks.
He tenido a bien, a falta de atreverme a salir a la calle, a repasar el séptimo partido de la final de la NBA de 1994 que enfrentó a Rockets y a Knicks, que vencieron los de Houston. Partido apasionante, igualado, duro. Pura herencia de los 80's, aunque con dos figuras como Ewing y Olajuwon que eran de relumbrón, y secundarios de lujo como Cassell, Horry, Oakley, Derek Harper, el recordado Carl Herrera, Vernon Maxwell o Kenny Smith. Pero ese partido será recordado sobre todo por el 2 de 18 en tiros de campo de John Starks, que en los partidos anteriores había anotado, él solo en el último cuarto, 16 (5ºpartido), 11(4º) y 11(3º). La cara de la presión, de lanzar triple tras triple y fallar como un maldito parvulito. Estaba para llorar, joder. Y recordaba el partido, y la cara de John Starks. Lo demás, individualismo sobrevalorado. ¿O no?
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