miércoles, 5 de agosto de 2009
3000 euros.
Pensé que lo iba a tener más difícil. Mucho más difícil. Me puso en entredicho y le juré odio eterno. Me dejó en evidencia, y le juré la peor de las muertes. Me miró de mala manera. No creo en el mal de ojo, pero si hubiera creído en el maldito mal de ojo, ahora estaría en una caja (ya no son de pino) pudriéndome rápidamente al son del calor reinante. Le dije que dejara de mirarme, y no lo hizo. Él se lo busco. Me dijo que yo no tendría agallas. Le respondí que era cierto. Por supuesto que no tengo. Pero siempre puedes encontrar un intermediario. Un poquito más caro que en México, o Méjico, o como quiera que se diga. Muchísimo más barato que en otros países, pero es que aquí ya está institucionalizado. Pues eso, que con tres mil euros me bastó. Y la nota de despedida sólo ponía una palabra: "Chaíto":
Calderilla.
ResponderEliminarNo me extraña que a más de una se nos haya pasado por la cabeza, cambiar de profesión.
Cuando esté más ligera para no parar de correr, claro.
Prefiero Pulp Fiction
ResponderEliminar¿Ya no son de pino? Anda la Virgen, qué decepción. Entonces, a ver si me aclaro: ¿"plantar un pino" no es "enterrar a alguien"? La lingüística me aturde.
ResponderEliminarRakel, ¿la embajada de Suecia, bien?
ResponderEliminarAtila, hay que respirar Pulp Fiction. Eso era un empleo.
Rubén, todo se confunde. Sobre todo, los complementos circunstanciales.
Sólo te falta está canción: http://www.youtube.com/watch?v=PvycvrqWkbw
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