jueves, 6 de agosto de 2009
El informe pelícano.
Recuerdo la primera vez que vi El informe pelícano. Cines Floridablanca, primera mitad de los 90’s. Tarde sin alerta, ni amarilla ni naranja, pero calurosa. Así es Murcia City. Desde las primeras imágenes algo te engancha. Historias entrelazadas que al final se unen para acabar con el monstruo. O con una parte del monstruo. Sin embargo, como buena peli de Alan J. Pakula, muestra la realidad del nuestro siglo y del pasado, la realidad de la ausencia de poder político. Ya no existe un poder político, porque los mandatarios son simples empleados de las grandes empresas. Un tiempo en política, y, luego, a mamar de la teta de la multinacional. De la que sea. El único propósito de los políticos es ganar dinero. Puede ser sin trabajar (estando en un ayuntamiento, en una comunidad, en un Estado, toda la vida) o también sin trabajar (en cualquier empresa lamiendo culos). No hace falta mirar muy lejos, que Madrid queda bastante cerca. Pero me iba. Lo que Pakula muestra es la necesidad del control de ese abuso de poder por parte de la ciudadanía (con o sin Educación). Y el papel de la prensa. Cada vez se hace más problemática la investigación periodística, porque, dada la crisis económica, un diario, cualquier periódico se juega buena parte de sus ingresos con la publicidad institucional y de las grandes empresas. Para que levantar y airear la mierda; antes o después, el olor llegará. Y con la que está cayendo, ¿ qué importan unos pocos muertos? Una Julia Roberts creíble, y un Denzel Washington antítesis de su papel de Training Day. Para que veas. Porque todo es mentira. No te creas lo que te dicen en las noticias, ni en el periódico, ni en la radio. Todo está mediatizado. Y si el petróleo entra a escena, ni te digo. La justicia no importa. No importan dos trajes. Ni las equis del antiterrorismo ilegal. No importan los vertidos de Doñana, ni los verdaderos causantes de los incendios. No importa el paro ni la contaminación. Porque todo es mentira. Y sólo nos queda Darby Shaw, porque, realmente, “roza la perfección”. Y punto.
Me has puesto los pelos como escarpias. Lo que dices es verdad, y todos lo sabemos. Pero leerlo con la claridad, la nitidez y la contundencia que utilizas arroja luz sobre las miserias que nos rodean, que son muchas y se pudren con una lentitud de ciénaga. Vivimos en un mundo leproso, con cáncer de alma.
ResponderEliminarRubén, sí es que es así. Rodeados de cerdos que sólo piensan en el dinero. Y punto.
ResponderEliminarAcojona... ¿eh?
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