domingo, 4 de octubre de 2009

Las botas de Enrique Morente.


Anoche estuve viendo al maestro Enrique Morente. Si existiera justicia en este país, y no me refiero a Garzón, ni a Grande-Marlaska, Morente estaría en los altares de nuestra cultura musical. Te puede pasar como a mí. No tengo ni idea de flamenco. Pero el flamenco emociona. Una primera parte espectacular, acompañado por el nieto de Juan el Habichuela a la guitarra y por 4 secuaces a las voces (entre ellos el maestro Carbonell y Enrique Morente Jr.). Grande, momentos espectaculares, historias de siempre y de cada día.

Del Omega, ese disco que tras 13 tacos sigue siendo una referencia en las mañanas de resaca, no hay nada que decir, porque decir algo es un insulto. Hay que escucharlo una vez, y otra, y otra vez más, y otra, y otra, y todas las que hagan falta. El Omega de Enrique Morente y Lagartija Nick abre una dimensión en un infierno sin esperanza. De traca. Grande Morente. Siempre Grande. Siempre hay que encontrar el camino.

7 comentarios:

  1. Yo es que soy más de flamenco, poer en plan látigo... un poquito más puro...

    Saludos y un abrazo!

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  2. Espectacular, no lo dudo. Al final me fui de cena con unos amigos y ni me lo planteé. En otra ocasión me lo pedirá el cuerpo. Buena crónica!
    y estáte quieto ya!

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  3. No entiendo de flamenco, ni por supuesto de "palos", pero recuerdo que un día fuí a ver a Camarón y me emocioné.
    Te sacude por dentro.

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  4. Es grande, grande, desde hace décadas. Y en los altares de la cultura sí que está. Lo que pasa es que no tiene la popularidad que se merece. Tampoco la busca.

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  5. Emergente, emergente!!!!!!
    La aurora de Nueva York no la tocaron ¿no?

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  6. Que envidia cochina me dás! bueno, para resarcirme voy a ponerme ahora mismo el Omega, que aunque no sea lo mismo que verlo en vivo y en directo seguro que me pondrá los pelos de punta otra vez :-)

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