Miércoles 27 de enero. Después de vender la moto durante seis horas, camino de la estación alhameña con Pepe y los paraguas abiertos, nos encontramos con el cernícalo de marras y la rata sin cabeza. Y el hijo de ave no se iba sin su presa descabezada. Lo que hace el hambre. Y todo lo demás. Y otro día hablaré del cambio de alcalde. ¿Vale?
Dioss.... ¿En serio tenías que hacer una foto?
ResponderEliminarEra la lluvia, nosotros, el cernícalo y la rata. Yo pensaba que el pájaro se iría, pero no se fue. El muy jodido. Fue así, Laura, de verdad.
ResponderEliminar¿Una moto? ¿De quién? ¿Moto o secador de pelos?
ResponderEliminar¿La foto? bueno, sí el cernícalo y la rata...