domingo, 15 de agosto de 2010

Origen

¿Por qué sueño tanto si duermo tan poco?

Ayer, viendo Origen, aparecían en mi cabeza imágenes de otras pelis: Matrix, recurrente una y otra vez; Línea Mortal, visionada hace poco por enésima vez; diálogos de anhelo de La Delgada Línea Roja.

El mundo de los sueños es complejo, muy complicado. Pero también es mentira porque todo es mentira. ¿Por qué este sueño? ¿Se hará real? ¿Por qué mueres en mi sueño? ¿POr qué siempre es de noche? ¿Por qué siempre esa tele encendida? ¿Por qué sonaba aquella campana? ¿Por qué se repite en mi cabeza esa misma canción?

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Y qué más da. Sea sueño o realidad, la vida, el show de la desgracia, debe continuar. La peli es ágil, es un fenómeno visual, siempre y cuando no te pierdas (y si te pierdes da lo mismo, ya te encontrarás). Por cierto, el señorito Di Caprio, como siempre, creíble. Siempre es creíble el muy cabrón, aunque tenga un par de secuencias envejecidas. La señorita Page, también especial, recordando momentos estelares como los de Juno y Hard Candy, ejerciendo de arquitecto de emociones y deseosos; y los secuaces, haciendo de secuaces (aunque creo que no hacían faltan tantos secuaces para esta peli). En fin, que se puede ver Origen, y se puede reflexionar sobre la gran mentira en que vivimos. Y ya puestos demos fuego al libro de oro de la congelación, porque la glaciación está al llegar. Y todo lo demás.

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