miércoles, 3 de noviembre de 2010

Mad Men. Cuarta temporada


¿Podremos no soñar con Don Draper? ¿Con sus gestos bebiendo y fumando? ¿Con todo el universo que le ha rodeado en estas cuatro temporadas? Mad Men es Don Draper; los demás, están a una distancia. Hace lo que tiene que hacer, aunque le duela y aunque tenga que joder a más de un@. Nuestra referencia preferencial, el Spoiler de Hernán Casciari dice que Don Draper supera a Tony Soprano. McNulty fue infrautilizado en The Wire, pero The Wire era un universo coral, aunque sigue siendo el cabrón más bueno a este lado de la ley.

Porque Mad Men son los 60, y el cine de ahora, una mierda. Pasa como con la música. ¿Cómo comparar el Pet Sounds de los Beach Boys con un disco posterior? ¿Cómo hacerlo de los de los Beatles de la etapa 1965-197? ¿Cómo con los de los Stones hasta el 63?

Si Don Draper y Roger Sterlin hubieran estado con un twitter a su alcance hubieran sido los profetas de turno. Cada frase, una sentencia. Cada mirada, un cuadro impresionista. Cada trago, el penúltimo. Cada mujer, la siguiente. Cada cigarro, un marrón del que no se puede salir. Y no cito aquí el tabaco por casualidad. Nada de eso. Los que ya terminaron esta cuarta temporada de Mad Men, y saben por qué. Una multinacional que supone el 78% de cuota de mercado. Esa empresa de lo que todo depende. Si hay que hacer de Santa Claus, se hace. Lo dice Roger Sterling recordando a su padre: "Lo único malo de este trabajo son los clientes". Hay un Hitler liderando cada multinacional, que quede bien claro. El tabaco aparece en la serie como algo accesible, pero, aunque de uso común, peligroso. Y como el tabaco, la amistad, el empleo, el matrimonio y todo lo que está por venir.

Y Draper puede elegir. Una, cinco, doscientas. Y puede elegir como el delantero de un equipazo de fútbol del 2010. Siempre jacas. Pero también hay responsabilidades, y un pasado, y gente deseosa de una caída meteórica.

No quiero destripar mucho el asunto. Todo cambia; los inicios son difíciles. Sally Draper se hace mayor, se hace rebelde, se corta el pelo ella sola. Vietnam llega y se lleva al consorte de Joanie. Y una mujer del siglo XXI debería ser como la Peggy Olson de esta temporada, no como las ministras florero que tenemos los últimos seis años en España. Se asciende con talento, o por otros motivos. Y la señorita Olson lo hace por talento.
Y la muerte y el abandono. La muerte cercana y no esperada, dos puñaladas traseras como cambio profético camino de Damasco. Todo te hace pensar. O tal vez no, pero nada será igual después de Mad Men. Y punto.

9 comentarios:

  1. ¿Sí? Déjate miénteme, y pásate a Mad Men.

    ResponderEliminar
  2. ¿4?
    Necesitaré otra vida entera para pillarte.

    ResponderEliminar
  3. Te has currado tanto las últimas entradas que alguien tiene que decirtelo.
    ;)

    No jodas (fastidies) con las series¡¡¡ Yo empecé a ver la de la cárcel...cuando me dí cuenta que estaba en el primer capítulo de cuatro temporadas pensé ¡Amosnojodas! (qué se pire).
    Alguna recomendable con dos temporadas máximo??

    Empecé a ver Death Proof, siento decirte que en el segundo bar me dormí. Sengundo motivo para intentar verla.
    ;)

    ResponderEliminar
  4. Anele, yo estoy ahora con la segunda y última de Carnivale (muy recomendable).
    ¿No te gustó Death Proof? ¿Le habían pedido ya el Saphire a Tarantino? ¿Y el baile de Vanessa Ferlito no lo viste?.
    Coda: gracias por lo del curre de las entradas, pero no os acostumbreis.

    ResponderEliminar
  5. Yo que sé¡¡¡
    Sí creo que en el segundo bar una tía morena se pone a bailar.
    Haré con segundo intento. Ya te digo.
    Carnivale. ¿Por cual temporada van?
    ;)

    ResponderEliminar
  6. vale, no he dicho, nada.
    Acabo de releer.
    Ainss¡¡¡ no habo carreta de ella, digo de mí.
    ;))

    ResponderEliminar
  7. Hago
    jajajajaja...ya nos vemos otro rato...emmmm....
    ;S

    ResponderEliminar
  8. Sally me tiene loca; Joany, enamorada y Don, Dios mío, me voy a tatuar ese nombre estafador donde no se me vea.

    ResponderEliminar