viernes, 24 de junio de 2011

El beso


No me refiero al de tito Gustavo. No. Klimt lo dejamos para otro día. Tampoco al de Judas, el de todos los días. No, me refiero al beso de Vancouver. No hay nada como una derrota en deporte para provocar estas cosas.

Pues nada, velocidad.

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