Te acercas al banco y te dejas engañar. Te crees que esa hipoteca, va a ser para toda la vida. Pero la cosa se pone fea (y no miro al horizonte, que estoy en mitad del Atlántico y esas nubes negras tienen pinta de cabronas) y te mandan a tomar viento fresco. Y los políticos, esos malamadres de la Pe a la E, llenándose los bolsillos. Y todo lo demás, también.
Creía que estabas en la playa. Ayer me dolían los huesos después de ir al hospital me tomé un efferalgan y me acosté, pero no he pasado buena noche.
ResponderEliminarSon la única raza que odio de corazón.
ResponderEliminary hemos sigo algo, alguna vez?
ResponderEliminarUf... qué pereza me está dando aterrizar
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