miércoles, 13 de junio de 2012

Morirás mañana. El escritor sale a matar

Me encanta como escribe Jaime Bayly. Lo único que leí de él, El cojo y el loco, me dejó con envidia en el cuerpo, y, pese a lo que parezca, por su sencillez a la hora de decir lo que piensa. Si a alguien hay que decirle hijoputa, se le dice; si a alguien, cabrón, pues también; huevón, pues huevón. La primera de las tres novelas que forman parte de Morirás mañana, titulada El escritor sale a matar, tiene esa virtud. Un tipo, escritor con los días contados según un viejo médico, decide tomar la justicia por su mano y por su pistola con silenciador. Con la clarividencia que da una muerte próxima, decide vengar con calibre armamentístico sus más bajos instintos. Los cinco individuos que deberían estar muertos por sus ofensas, verán como las balas rompen sus cabezas. O ese era el plan. Todos relacionados con el medio literario y periodístico, todos con los que Javier Garcés, escritor con ganas de venganza antes de que las células cancerígenas hagan su trabajo, tienen cuentas pendientes. Me da envidia, como decía antes. Lo que pensamos y no hacemos. Todos tenemos una lista, en plan altafidelidera, en plan Nick Hornby, en la que pondríamos a cinco tipos (o mujeres, que para algo hizo ZP un ministerio de Igualdad, digo yo) que querríamos matar. Por simple envidia, por aspectos ideológicos, por su peinado, por sus pantalones sucios, por el olor de sus rodillas, por sus gafas anquilosadas, por sus uñas más negras que el ala de un cuervo, por su portátil viejo o por ser hija de puntos en un carnet de conducir mal parido. O por lo que sea, que cada uno hace con su bilis lo que quiere. En fin, que lo que hace Bayly es lo que yo haría se tuviese los huevos suficientes. Y todo lo demás.

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