miércoles, 29 de agosto de 2012

Diario de un interino en paro (XLVIII)

Habla el gran Arcadi Espada de la capacidad que tiene Rhianna para amar al tipo que le dio una paliza. En fin, suele pasar, que, adoramos a ciertos individuos por lo que cantan, por lo que escriben, por sus webs, por sus goles, por sus triples, por sus apariciones en las series; pero, luego, te pones a ver sus biografías, a leer sus biografías, a ver en el cine un puto biopic y te das cuenta que, cuanto menos sepas de ellos, mejor todavía. Y todo lo demás. Qué malos son, qué malos son, qué malos son nuestros poetas. Qué malos son, qué malos son, qué malos son nuestros poetas. Sólo hay que leer las cartas que Guillén mandó a Salinas, o escuchar a Gil de Biedma leído por Carod-Rovira para verlo. Qué malos son, qué malos son, qué malos son nuestros poetas. Qué malos son, qué malos son, qué malos son nuestros poetas. Sólo hay que mirar las fotos, están en las hemerotecas. Dámaso Alonso en El Pardo y Luis Cernuda en Acapulco. Los que se hicieron ricos, los que murieron pobres, enfermos, en el exilio, Leopoldo y sus dos hijos, todos ellos. Qué malos son, qué malos son, qué malos son nuestros poetas. Qué malos son, qué malos son, qué malos son nuestros poetas. Preguntadle a la viuda de Alberti, si pudiera hablar Zenobia, si estuviera vivo el bendito padre de Jorge Manrique. Si lo supiésemos todo sobre algunos, tanta metáfora y tan poca vergüenza todos ellos. Qué malos son, qué malos son, qué malos son nuestros poetas. Qué malos son, qué malos son, qué malos son nuestros poetas. Quevedo el putero y Góngora el lameculos, Garcilaso el usurero y Rosalía la ludópata, el maricón de Lorca y Bécquer, que era un poco mariquita también. Ferrater el desgraciado, Gimferrer el pervertido, los hermanos Machado, el drogadicto y el maltratador. San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. Qué malos son, qué malos son, qué malos son nuestros poetas.

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