martes, 28 de agosto de 2012
True Blood. Quinta temporada.
En la quinta temporada de True Blood el Verbo se hizo sangre. Los chicos de colmillo largo adaptan su Biblia Vampírica al siglo XXI y deciden que el buenrollismo se va a acabar y que la facción sanguinista debe tomar el poder absoluto. Y la lucha es encarnizada para encontrar al Rey Sol de la Noche. Bill olvida su buenismo y saca su verdadera mala sangre; Eric, como en las últimas dos temporadas, sorprende favorablemente; Jess, sigue siendo esa luna que sorprende en mitad de la noche; Sookie vuelve a entrar en el sadismo irreal; Jason pasa de las cortinas rasgadas a recordar a unos padres que aparecen en el momento más indeseable. Del resto, sorpresas: padres que en la vida pensaban que iban a ser padres; el recuerdo más brumosamente negro de la guerra de Irak y unos Barack Obama que quieren tomar la justicia por su camioneta. Alcide sigue con la lucha interna dentro de la manada y la plata envallada que siempre ejerce su distanciamiento existencial. Hay que echarle imaginación para ver esta quinta temporada de True Blood, y habría que meterse en la cabecita de Allan Ball para realmente preguntarle si esto es una tomadura de pelo o una pequeña obra maestra. O tal vez sean las dos cosas a la vez. Y todo lo demás.
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