domingo, 19 de mayo de 2013
Hunted. Primera temporada
Es difícil hablar de los ocho capítulos de Hunted sin espoilerizar. Muy difícil, la verdad. Espionaje privado y público. El Londres más cabrón sale a la luz. Compañías que trabajan para otras. El MI6 por ahí también anda. Presas que valen un riñón. Nadie es quien dice ser. El pasado que siempre está presente y nos dibuja un futuro muy cabrón. Tumores que avanzan. Iglesias en las que encender velas. Piernas que no sienten. Ejércitos del pasado. Irak, Afganistán. Disparos abortivos. Nannys de corrupción. Regalos envenenados, tanto o más que el agua que bebemos. Relojes de arena demasiado peligrosos. Una niña, un cuento, una madre muerta. Tazas que dejan su señal en los informes. Hijos ilegítimos. Nueras muertas. Amigos muertos. Socios asesinados. Peleas clandestinas. Carreras, muchas carreras. Ojos a los que pinchar. Mujeres que luchan en un Oriente criminal. Enseñamientos que fingen serlo. Veneno para todos. Las gabardinas de Sam. Lo dicho, una serie que hay que ver sí o sí, no hay opción negativa posible. Y punto.
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