lunes, 30 de septiembre de 2013

Vivan las palmeras

El problema no es lo que pasó. El motivo. El descaro. La solidaridad económica con los langostinos. Sí, con los langostinos, con el chuletón de buey, con el rabo de toro y con el buen marisco. No se puede permitir que esos productos se vayan al carajo, se pudran, porque si el pueblo no puede, las autoridades, sí. Y punto.

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