martes, 15 de octubre de 2013

Prófugos. Primera temporada

Empecé a ver la primera temporada de Prófugos poco después de un once de septiembre. Y esa fecha es mucho para Chile y para los que nos llamamos Gaizka de primero y para todos los que deseamos un ajusticiamiento público de Pinochet. Pero eso es una opinión personal. Uno puede odiar mucho a Augusto José Ramón y dormir tranquilo todas las noches, y no mirar a Francia, o reirte de unos cuantos indeseables que joden el 12 de Octubre. Qué mas da todo, al final. Nada es como queremos que sea. Ni la vida. Ni las opciones. Al final, todo viene dado. Al final, en este asqueroso mundo, uno es como las nutrias, difícil de definir, ni carne para unos ni pescado para otros. Algo así viene a ocurrir con Prófugos. ¡Viva Chile, pijo! Hay de todos los colores: hay topos con gusto por la tierra subterránea, hay revolucionarios de los de toda la vida, hay excolaboradores de Pinocho, hay mafia policial, hay contrabando, hay bandas rivales, hay niñas que no se acuerdan de sus padres e hijas de puta que deshonran todo lo que les pilla a su alcance. No hay que insistir, no hacen falta presencias invisibles para darse cuenta de que todo está podrido aquí y en Valparaíso, en Moncloa y Santiago, todo es un mundo de escoria, los violavírgenes están en todos los continentes. Momentos de nieve, momentos de calor, momentos de sombría y momentos de seminario con olor a sudor. Será por momentos, joder. Aquí hay que darle caza al que sea, sea cual sea su profesión, que por algo es prófugo. Aunque sea, el muy cabrón, el chófer de drácula. Y, hasta cierto punto, las pintas de ciertos revolucionarios denotan lo que denotan, y yo con estos zapatos limpios no puedo entrar. Prófugos es un buen ejercicio, teoría y práctica a la vez, de la buena purga, de la persecución dentro y fuera de la familia. Fíate de los de tu sangre y de los de tu ejército que serán los primeros en chivarse con o sin fiesta añadida. A ambos lados del Atlántico y del Pacífico, joder. Pues eso, que aunque malhechores encubiertos, estos prófugos se merecen un visionado. Y punto.

2 comentarios:

  1. Nada es como queremos que sea ni la vida ni las opciones.... pues gracias por la parte que me toca.

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  2. Nada es como que queremos, cierto, pero algunos, en primera persona masculino singular, te tenemos en un altar.

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