Como cada 7 de noviembre toca recordar a
Rafael del Riego, ahorcado y decapitado por aquellos que querían a ese hijo de la gran puta que fue Fernando VII, engendro que dejó en herencia el reina a la más puta de todas las putas, la versión femenina y crapulística del poder, Isabel II. Vamos, que entre cabrón padre y cabrón hija, antes de institutos y arrendamientos y alquileres propios, todo quedó en caso. Aunque a algunos no les guste el himno en mitad de la hierba. Y todo lo demás.
Me gusta esta entrada, están todas las cosas bien dichas
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