Ruido. Hoy me despierto con ruido. Mucho ruido. El concejal de Urbanismo, amigo de sus amigos, casi todos constructores (curioso, que no casual, que las casualidades no existen), decide periódicamente cambiar aceras aunque no haga falta. Y qué más da que haga falta o no. Qué pijo. La crisis y todo lo demás se lo pasan por el forro de los caprichos. De los mismísimos caprichos.
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