Hoy toca mandar las orejas doce años atrás, escuchando El Bulevar, ración doble de lucidez taciturna, y recordar a BRMC y su B.R.M.C. Momentos de crueldad, de desocupados en el estudio, de funcionarios futuros que nunca llegarían a serlo, como es de esta primera persona masculino singular. En mitad del residuo, en mitad del cero al cuadrado, desde el reducto de la residencia catastral y con una escalera peligrosa, mirando a Jesucristo y a Curro Jiménez, mirada estúpida la mía, sin copas ni vermú. Así pasaban los días, y pasan ahora, con granujas (que no mormones) que llaman al timbre sin un motivo aparente. Sigamos con la costumbre. Y todo lo demás.
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