Si una tertulia política suele ser lo más demagógico del mundo, ya no digamos una tertulia deportiva. Roza lo inimaginable. Roza lo absurdo y lo perverso. Y empieza a hablarse del entorno. ¿Entorno?
No, cada uno escoge su futuro, o, únicamente, parte de él. No hablemos
de juguetes rotos ni pimientos en vinagre. No, no, no, que lo decía Amy.
Musiquita de la buena. Como siempre un placer.
ResponderEliminarSaludos.