En la montaña rusa, en la que todo parece más largo, de golpe y porrazo, como si no hubiera pasado y con 28 grados centígrados a la sombra aparecen los jerseys republicanos de un solo color, con cuellos imposibles para estas temperaturas y latitudes y de unas marcas que a cualquier cenetista asustas. Pero da igual. El pasado se olvida, no queda otra.
Con 28 grados hay que ponerse un polo.
ResponderEliminarAquí cae Txiribiri, bueno, como decimos a las afueras de la metrópoli, "calabobos".
Aquí hace demasiado calor
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