viernes, 8 de agosto de 2014

Gomorra. La serie. Primera temporada

En el Pleistoceno de este Gintonicdream hay una alusión a la película Gomorra, obra por la que el señor Saviano empieza a no dormir tranquilo. Gomorra, la serie es más actual. Es más de móvil, es más del Nápoles de Hamsik, de las crestas y los tatuajes, de las motos de alta cilindrada. Pero sigue siendo Nápoles, y los clanes, y la mafia, y el trapicheo, y el querer y no poder, y los arrepentimientos, y los chivatos y los chivatazos, y las llamadas que no se hacen, y el ascenso de los hijos. ¿Qué hubiera pasado si a mitad de Los Soprano se hubieran cargado a Tony y el imbécil de su hijo se hubiera hecho cargo del negocio? ¿Qué papel hubiera jugado Carmela en todo eso antes de convertirse en Nurse Jackie? Nunca lo sabremos, porque eso sería jugar a ficción dentro la misma ficción televisiva? Aunque, visto con perspectiva, este Nápoles de mafia se queda en chiste ambulante comparado con el pelotazo de los Pujol y las Ferrusolas. No sabemos si Espanya ens roba, pero lo cierto es que en la Gomorra napolitana todo el mundo roba y trapichea. ¿Nos cansamos de robar? ¿Nos cansamos de luchar? Hay que agradecer que en esta Gomorra, la serie, se nos muestre el lado desagradable del tiro porque sí, de la señora que acaba en mitad de la nada, de las juergas nocturnas, del sabor de la pasta y de un Ciro elevado a los altares televisivos como Dios y la mafia manda. Si, Dios. Porque Dios y la Virgen no paran de aparecer en Gomorra: en las casas, en las mansiones, en los pisos de mierda, en los barrios marginales, en los primeros y últimos disparos: siempre hay una virgen en un portal con la vela de turno. Y todo lo demás. Coda: en las discotecas se bebe de todo, pero nunca había visto a nadie beber en una discoteca lo que el gran Ciro tiene que beber. Eso es estómago y, lo demás, romanos mierdas y cobardes.

3 comentarios:

  1. Salva Wayne, lo que unos admiran a otros les parece lamentable.... Jeje

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  2. La variedad de colores es amplia, cierto.

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  3. Sólo estuve en Napoles unas horas, y se me hicieron algo largas

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