Ahora que de aquí a mayo se va a poner el asunto divertido en el antiguo reino valcarcil, tocará hablar, entre ruices y sus secuaces, de la herencia. Mal dicho lo de la herencia. La herencia se reparte cuando existe. En el ahora sultanato de Sean Connery solo hay deudas y más deudas. Y todo lo demás. No hay más triste que la herencia valcarceliana.
Hay cosas más tristes, créeme.
ResponderEliminarMetafóricamente hablando en el sultanato de Sean, me refería.
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