sábado, 23 de mayo de 2015
Los listos de un sábado en mayo
Ya entran a escena los listos socialmente no retrasados. Los engominados de camisa tiesa planchada por la semiesclava pomianana que malvive en la pensión. Todo lo saben un sábado reflexivo de mayo. O casi todo. A sus órdenes y todas esas mierdas de camisa bicolor. Ya falta menos para el próximo entierro de la sardina, para el próximo velatorio (tal vez menos de los que piensan), para el próximo testamento. Y es cierto: para que se abra el testamento hace falta la muerte del testador (lleve camisa planchada o no). En mitad del ejercicio sorolliano de ir a la playa este fin de semana después del simulacro electoral, solo queda ser aplaudido por el ejército de borregos. Hay que blindar el bar, dicen los tres de todas las tardes en la barra. Por lo que pueda pasar, por lo que pueda venir, como bien cuenta Catalanes todos. Catalanes todos, pero unos más que otros, como pasa siempre. En mitad de la ratonera del charrán, todo es mentira. O casi todo.
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