domingo, 21 de junio de 2015

Pinchando en hueso del superpoder

Como en 2001, como en 2002, como en 2006. ¿Y qué? A falta de poder dejar que nos manipulen, ni las quejas valen. Vale alguna canción de La Costa Brava, algún fragmento de un libro de Sánchez-Ostiz, algún capítulo con Eva Green. En eso consistió el sueño: en ser derrotado una y otra vez. No existe el mal menor, ni el sentido común, ni las jodiendas con vistas a la bahía. O como se diga. Viva la repetición, viva el hueso pinchado, viva el medicamento caducado, viva la borrachera que nunca ocurrió. Y vivan los superpoderes.

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