viernes, 28 de agosto de 2015

Lilyhammer. Primera temporada

No es fácil llegar a Lillehammer. Olimpiadas de invierno de 1994. ¿Alguien se acuerda? ¿Alguien? ¿Nadie? ¿Vida inteligente por los cuadernos de bitácora? Da igual, lo de pensar lleva a líos. Empecemos por el pasado reciente. Empecemos por obras maestras. Empecemos por Los Soprano. Por todas y cada una de sus temporadas, por cada uno de sus episodios (en ocasiones auténticas películas). No todo es un oso y una piscina en nuestra vida, ni el bar del final. Empecemos por los secuaces del Tony Soprano. Y en esos secuaces estaba Silvio Dante. Y Silvio Dante, es decir, Steven van Zandt se monta su propia serie como mafioso que huye de Nueva York, se mete en protección de testigos y decide largar(se) a la ciudad de los juegos olímpicos con sus andares, con sus trajes, con sus meñiques levantados, con su gomina almidonante. Y en la ciudad noruega vive a su manera: monta su bar de chicas ucranianas, intima con la maestra de turno, negocia como puede, pero al final, como siempre, aparece el pasado. Una primera buena temporada de Lilyhammer aunque llena de topicazos. Hay que reconocerlo, de vez en cuando nos gusta reirnos de los topicazos. Y todo lo demás.

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