Cuando las mañanas se hacen largas y las tardes larguísimas
Tres cuartos de hora escuchando al Mariskal Romero. Otro crack. Con Abellán. Menuda pareja. Cuánto talento radiofónico junto, pijo. Cucharas vacías pero talento. Y palos para todos, como debe ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario