En mitad de la ineptitud de los jefes, todo se ve negro. Nunca se ve el sol. Como dijo Florentino: Never, never, never. Yo no puedo confiar en los avisos, aunque me lo cante Richi Vicente. En mitad de la mediocridad, nunca se ve el sol. Puede venir cualquiera, que este proceso de cosificación no tiene arreglo. De ninguna de las maneras se va a arreglar. Nunca. Pero nos queda el Hotel Florida, y, a veces, supone un poquito menos de hiel en mitad del infierno nocturno que nos hace trabajar como castigo bíblico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario