Los farruquitos del poder en el centro educativo de turno tienen el poder absoluto. Primer mandamiento: siempre tienen razón. Segundo mandamiento: nunca se equivocaban. Articulando en plan Shaq, hacen lo que quieren, cuando quieren y del modo que les da la gana. Hay que joder(se). Y tragar bilis. Siempre la misma historia, el mismo bombardeo de The Pacific, hermanos del poder y del desprecio, ejemplos pringosos y fritangas del Principio de Peter. Pero siempre nos queda una canción que nos salva el horario de mañana, tarde y noche impuestos por esos mismos incompetentes del deber, esos comisionados políticos que nunca veremos con una camiseta verde. Y todo lo demás.
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