Después de estar cogiendo naranjas, uno vuelve a la realidad. Con las manos sucias, con la cabeza sucia, con el alma cansada. Como todos los días, pero no como siempre. Se ha exagerado mucho con ángeles caídos: con Kobe y con Iker. Sobre Kobe aparece hoy publicado el artículo de Paul Shirley, trayendo al hilo la muerte de Bowie. Todos somos parecidos al fin y al Kobe. Y de Casillas hablaremos otro día.
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