Está uno dándole a la tecla, preparando exámenes que se quedarán en blanco en su mayoría, y suena el Fistful of Love que escuché la primera vez en Siglo XXI y la segunda en El Zalacaín y a uno le entra sed. Y no solo de champán, aunque también. Entre la sed y el sueño y las preguntas tipo test que casi nadie contesta (manda Trillos), le da a uno por pensar y meter(se) en líos. Y pensar.
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