lunes, 11 de enero de 2016
Love/Hate. Cuarta temporada
La comadreja no puede dormir. ¿Qué tendrá la comadreja? La comadreja no puede estar en el mismo sitio dos días seguidos. ¿Qué tendrá la comadreja? La cuarta temporada de Love/Hate, lisérgica y vengativa, atroz y wireística, avanzadilla de lo que nos queda. Los fantasmas del pasado, sin Scrooge a la vista, vuelven en el día a día a Nidge. Una vez, y otra, y otra más. Los muertos porque están en el cementerio y los vivos porque sangran; los hijos por lo que suponen y lo que podrían suponer; las putas y las yonkis, a lo suyo. El adelgazamiento de la base de secuaces y su renovación no convencen a la comadreja, que no se fía de nadie y repite sus gestos y actitudes. Todo es repetición. La persecución, escuchas incluidas, no le permiten dormir. Nada. No es lo mismo sin el séquito de antes. Los secuaces de serie b son patéticos, son maleables, son prescindibles (como antes lo fueron los de serie A). Y en mitad del trance lisérgico, siempre hay que echar una meadita a los cartones de leche de la GARDA, siempre tienen que sonar himnos. El Anticristo es cada uno y sus arañazos en el pecho. Y todo lo demás.
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