viernes, 25 de marzo de 2016
Infinita repetición
Resulta que nuestros queridos políticos, utópicamente buenos, reyes del amor al prójimo, han decidido unir sus vacaciones: 3 semanas. 21 días para ahuecar el ala y viajar por tierras hispanas y más allá del muro. Ni la próxima resurrección de John Nieve nos salva de esta jauría de personas despreciable, infecta y sin valores. Otra vez, como en caja diabólica, nos han vuelto a engañar. Desordenadamente y violentamente, nos toman por imbéciles salvo para, cuando llegue Mayo, atizarnos con el IRPF y demás impuestos que nos dejan como la bandera de Japón después de varios seis de agosto, después de varias bombas. Y, como no, luego llega el nueve de agosto, y se repite la sodomización y la violación y todo lo demás. Pestilentes y corrompidos hasta la médula, ellos van a lo suyo. Este malware contemporáneo, llamado política del siglo XXI y del tuit en el Congreso, solo nos lleva al desastre, a la infinita repetición, a lo más sucio, a lo más repugnante, a lo más abyecto. Ahorrad, que los impuestos traducidos en sanguijuelas están al llegar. Y, nosotros, inocentes, pagando a estos imbéciles, a sus putas, a sus camellos y a sus amantes. Faltan sogas, sobran Judas, pero la deuda no nos permite llegar a las veinte monedas. Las monedas, llegadas desde Alemania y desde fondos de inversión, aún más viles en extremo, no tienen conciencia. Lo que nos sobra a nosotros para no hacer disparates a diario. Menos mal que el muro empató ayer en Italia, y, como siempre, todo es mentira.
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