Apocalípticamente hablando, todo es cierto y nada mentira. Invertidos los sujetos, asfixiados los predicados, la oración no se hace carne sino refresco de cola. Cream tangerine. Y todos esos himnos sesenteros, olvidados hasta que fallezca su creador, boca arriba o boca abajo, suenan en su cabeza sin remedio y sin número que cuadrar. No cuadran, no consiguen hacerlo aunque lo intente hasta la extenuación. Y todo lo demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario