viernes, 13 de mayo de 2016
Line of Duty. Tercera temporada
Volvemos al universo de Line of Duty, volvemos a que Asuntos Internos intervenga en nuestras vidas, volvemos a meternos en historias muy bien escritas, volvemos a investigar al compañero de pupitre, al compañero de guardia, al compañero de fatigas. Y comienza esta tercera temporada como lo han hecho grandes series en los últimos años: policía aparentemente malo que mata a alguien aparentemente no tan malo. O como se diga. No es fácil mantener la intensidad de una serie repleta de diálogos de plano y contraplano encerrados los actores en sala de interrogatorio. El juego de las dobles mentiras divididas entre dobles verdades no siempre da igual a uno. No siempre. Para cuando un guión es muy bueno, todo es salvable. Y el pasado en las mentiras siempre vuelve, siempre te alcanza. Esta tercera temporada de Line of Duty muestra la mierda de políticos y concejales corruptos, de policías que no merecen llevar la placa y otros que ponen en juego su carrera y su propia vida. Ahora que somos de lemas fáciles, ahora que confluimos cuando hace medio año no éramos nada, no es fácil encontrar series que brillen en casi todos los momentos. Y en Line of Duty brillan casi todos los momentos. Y todo lo demás.
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