domingo, 28 de agosto de 2016
Fleabag. Primera temporada.
Hay momentos en que disfrazamos la soledad y la desesperación. Le damos barniz. Le damos brillo a otros aspectos para ocultar lo que no queremos que refleje. Lo que nos hace daño. Fleabag es otra de esas series que te llevan de la desesperanza al sarcasmo, de la felicidad a la tortura, de la risa incontenible a las lágrimas de sal. O sin sal. Desperdiciamos tiempo en barnices inútiles, en barcos sin destino, en novelas que sabemos que no acabaremos nunca. ¿Qué pensaría David Foster Wallace de todos los que hemos dejado sin terminar La broma infinita? Quizás se han hecho demasiadas comparaciones entre esta primera temporada de Fleabag con Catastrophe. Nuestra mentalidad simple, nuestra obligación de poner epítetos con soniquete a cualquier serie, a cualquier libro, a cualquier momento que se diferencia de lo rancio. Fleabag tiene delirio, pero el límite del delirio es difícil de estable. Nuestra mentalidad social del XXI hace que pensemos en lo estandarizado: familia, seguridad, compromiso, seguridad. Y hay personas que van contracorriente, van contra el viento al que se refería el ministro hablando de la toma de la isla Perejil. Nada es fácil pero todo lo complicamos. Aún más. Lo complicamos una y mil veces. Hasta la enésima potencia, hasta el dolor existencial, hasta el llanto diario.
El otro día vi en Facebook recomendaciones de cómo leer la broma infinita y me acordé de ti.
ResponderEliminarY como eran? Solo llevo 40 páginas...
ResponderEliminarhttps://thisistheswitchboard.wordpress.com/2012/10/07/como-leer-la-broma-infinita-por-matt-bucher-nick-maniatis-y-kathleen-fitzpatrick/
ResponderEliminarAhora que iba por la 43...
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