sábado, 19 de noviembre de 2016

Scrotal Recall (Lovesick). Primera temporada

La conclusión que sacas cuando acabas de ver la primera temporada de Scrotal Recall (Lovesick) es que el pasado es un calendario con muchas hojas. Demasiadas. Y a veces, al recordar esas hojas quitadas del calendario y recicladas en panfletos de Podemos, en publicidad de alubias o en folios con los que hacer aviones, sacamos conclusiones. Equivocadas o no, pero conclusiones. Viva el jodido método científico. De nada sirve la observación; de menos la recogida de datos; casi nada la emisión de hipotesis; cero a la izquierda la comprobación de hipótesis. Siempre tropezamos en los mismos errores, siempre dejamos escapar el caballo ganador en la apuesta de nuestra vida, y no me refiero al Euromillones de hace quince horas. Demasiados errores en esas desperdiciadas hojas de calendario hechas foto de Susana Díaz o recordatorio del premio Mandarache. Somos clientes de nuestros errores, de nuestro calendario hecho hábito, cuando siempre debe ser habilidad. Hoy es 19 de noviembre. Recuerdo el 19 de noviembre de 2011. Algunos lo recuerdan como víspera de la elección del 20N, derrota socialista y mayoría absoluta desperdiciada por el PP. Yo no lo recuerdo por eso. Estábamos en la mesa, terminando la comida en la residencia catastral. Sonó el timbre, y me asomé a la ventana. El nieto de mi madrina vino a decir que le había dado un infarto. Usainbolizado llegué al 480 de la Carretera que lleva al Lugar de Don Juan (ahora Avenida). 12 minutos estuvieron delante de mí intentando reanimarla, para un total de 21. Anteayer, entre bolsas y naranjas, entre kilos de comida de perros a noventa céntimos, me dijo mi padrino que el tenía pensando un final de vida distinto. Muy distinto. Lovesick habla de ocasiones aprovechadas y perdidas, habla de pintas y ron con leche, se ríe de bodas y funerales, recuerda a vivos y muertos, alcance momentos de lucidez que hacen dar(te) cuentas de ocasiones y balas perdidas, de demasiadas hojas de calendario recicladas para asuntos absurdos. Coda: ¿Por qué tanto tiempo sin llorar en un bar con una pinta en la mano escuchando a The Horrors?

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