Intuyendo borrasca, algunos rezaban. Nosotros vaciamos cubos, atamos cuerdas, gritamos reproches más o menos rebuscados, olvidamos lágrimas y pensamos en una fuga con destino en Las Azores. Luego despertamos, sin sábana alrededor, sin copa y con muchas torpezas. Demasiadas.
C'est la vie.
ResponderEliminar