Seguimos escupiendo en el océano. No vale de nada, pero lo seguimos haciendo, seguimos marcando taludes y dorsales con nuestro zumo de amígdalas. No sirve de nada, no. Pero es lo que hay. El drama de la costumbre, el sabor de la incoherencia, la ambrosía de los muertos en vida.
Aaaaaaaaaa
ResponderEliminarMejor no pensar
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