viernes, 9 de junio de 2017
House of Cards. Quinta temporada.
Miedo. ¿Qué vemos? ¿Un canalla en La Casa Blanca? ¿Debates para escupir en Los Grandes Lagos? De oca a oca, y Frank Underwood siempre gana. Aplausos y normas vulneradas. A la mierda todo en la quinta temporada de House of Cards. Siempre hay bruma para evitar lo que hay que ver. Exigir, exigir, exigir. Declarar y no ceder. ¿Estado de guerra entre USA e ICO? Lo que hay que hacer para seguir en el poder, para marear la perdiz. El mismo día del estreno la cuarta temporada de House of Cards, en España Pablo Iglesias recibe un huevazo junto a taxistas descontentos. Ese es el nivel. Pero no comparemos. No estamos para comparar. Por supuesto que no. Está Claire y aquí tenemos a no sabemos a quien tenemos. Toda comparación es un chiste ambulante. ¿Qué es política? ¿Respeto por los muertos y compasión por los vivos? Vaya usted a saber. Y ahora, hasta en los funerales con famosos y políticos, móviles y cámaras al poder. Jurar y llorar, y volver a jurar y llorar. Días ajetreados, días tristes, días que están por encima del bien y del mal. ¿Se puede ensayar como Dios manda lo que decir en el entierro de un marido o de un padre? Viva la Guardia Nacional. Y los niños diciendo verdades como templos. Siempre hay 40 minutos que lo cambian todo. Con el paso del tiempo, al igual que ocurre con El Ala Oeste de la Casa Blanca, juzgaremos en su justa medida a House of Cards. "El mejor comunicado es omitir un comunicado". Palabra de FU. ¿Confundir liderazgo con queja como hacen los republicanos? Pero también está el papel, otra vez, del cuarto poder. La prensa siempre como piedra en el zapato. El mismo día de este estreno de House of Cards, en El Mundo despiden a un tipo como Pedro Cuartango y Jabois lo recuerda como Dios manda. El miedo a los periodistas está latente siempre. Y en vez de huevos, a la primera dama le tiran pintura al grito de zorra de guerra. La gente es experta en tener miedo. Sí. Pero, ¿la Historia realmente nos dará la razón? La búsqueda de un terrorista en mitad de una campaña electoral. El punto muerto de la política. Ni orgullo ni narices. Ni mierdas varias. ¿Cuántos robabolis provincianos tienen cargos de poder? Pero siempre necesitamos muñecos, desconocidos conocidos. Y tipos que están fuera de su salsa pero molestando en salsas ajenas. ¿Conjeturar en política? Absolutamente todo es posible. Y Afganistán como ejemplo de lo que pasa. Opciones. Siempre hay opciones. Políticos con sed de justicia, con sed de justicia. ¿Trabajo? Cuando un camarero te dice que nada es para siempre, acierta. Siempre. Y el terror, cuando se mete entre las elecciones, las cambia. Onces emes antes de catorces emes, ya tuvimos nosotros nuestra ración. Y ETA. Y lo cantaron Los Planetas: "hacer un presidente de los estados de ánimo". Y en Gringolandia, todavía más. Lo de Al Gore y Florida, un chiste comparado con la quinta temporada de House of Cards. Y el empate de 1800 en el horizonte. El comienzo del fin de la historia en minúsculas. Pero es que todo es muy complicado. Demasiado. ¿Nos juzgan los muertos? ¿Y por qué nos quedamos levantados? Porque somos tipos que no sabemos si sentarnos o seguir levantados. Mierda sobre mierda. Los peces gordos no hablan del último libro que han leído. ¿Los chinos siempre tienen razón? Ahora que el medio ambiente es un tema que sale en la prensa todos los días, toca airear el asunto. ¿Salvamos a los que se están hundiendo? ¿La Historia se gana? Solo te recuerdan por una cosa: La victoria. Únicamente la victoria. El poder es como el negocio inmobiliario. El sudor, sobrevalorado o no, siempre vuelve a la campaña electoral. El patriotismo como debilidad. ¿De verdad que los muertos duermen con los ojos abiertos? ¿Nadie utiliza ya la palabra crepuscular? La mentira sigue adelante en esta temporada. Lo mismo de siempre, pero con Claire en el centro de todo por doble partida. Venganzas, chivos sin fiesta, dolor, muerte colateral, asesinatos de terroristas televisados, Siria, Rusia, China y una crisis detrás de otra para tapar la gran mentira de la democracia. Pero hay muchas muertes por el camino y muchos hígados que pueden fallar en cualquier momento. Y todo lo demás, también.
De los estados de ánimo...
ResponderEliminarGran serie. Vivan las apariencias
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