Hablaba el hombre de la camisa, entre libros de ajedrez y ordenadores viejos, entre goteras y cables sueltos, entre millones de erratas y libros subrayados, de la profundidad de los himnos, de la pureza de las cosas que nos gustan, de los laborales hechos festivos. Y todo lo demás, también.
Hay tantas cosas que no entiendo.
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