domingo, 25 de junio de 2017

Sense8. Primera temporada

Visiones. Sesiones de música. Las mujeres no cierran tratos y abren las piernas. Chicago y Seúl. Policías que escuchan truenos en habitaciones vacías. Más visiones. Sobrinas que saben algo. Resonancia límbica, el lenguaje más antiguo de las especies. Paranoias de herman@s. Conexiones. Actores con problemas. Paraguas que no se encuentran. Citas a las que no se puede llegar empapado. Arcos iris en mitad del entierro. Ortodoxos camino de ningún sitio. Y más dolores de cabeza en Sense8. Migajas para los demás. Calles, junglas, reyes. San Francisco y Méjico con jota, siempre el profe Andreo en el horizonte. De Berlín al cielo, sea oeste, este en la piedra del collar. Ir con respeto. Palmaditas en la cara. Renuncia (in)justificada. Tumbas de los Bogdanow. Momento meada House of Cards. Tal que así. Gallinas. Y más conexiones. Y relojes que parecen parados. Llamadas que no cogen. Reuniones que no se llevan a cabo. Tintes y escaleras. Clubs a los que no volver. Distinciones que separan. Bombay sin azul. O con camiseta azul, campanas y mucho incienso. Demasiadas ofrendas. Sirenas al otro lado del mundo. Cajas fuertes. Taladros. Vinilos junto a la chimenea. Ruiditos. Tirantes. Lluvia sobre el asfalto. Y más sirenas, y carreras. Heridas y frío. ¿Odio? ¿Vergüenza? ¿Listas? ¿Vidas salvadas? ¿He oído Santo Tomás? Sorpresas de champán y llaves perdidas. Y más Méjico, igual, sueños hechos realidad. ¿Lobotomías? ¿Salir? ¿Abandonar? ¿Estamos locos? ¿Nacemos locos? ¿Vivimos locos? ¿La birra tiene bandos? ¿La birra tiene colores? ¿Desde cuándo hacer lo correcto está mal visto? ¿De verdad los fármacos son como los zapatos? ¿Los necesitamos pero no todos nos valen? El problema de Sense8 es la imaginación que hay que poner(le). Esas vidas cruzadas, esos momentos en los que saltas latitud, longitud y millas sin explicación, sin motivo aparente. Visualmente excepcional. Sí. Un show para las retinas. Sí. Pero hace falta un poco más. ¿Celebración o luto? Cruces de camino, hospitales, policías irredentos, robos y más jodiendas que rozan la tomadura de pelo. Muchas lágrimas, mucho sufrimiento, mucho pasado hecho presente. Las lealtades y los dobles bandos. Las luchas sin cuartel. Coches y partos. Locura. Y la posibilidad de elegir. Y pisar cuellos. Helicópteros, opciones b, carreteras. Escapar en mitad de un fallo en Matrix. Y todo lo demás, también. Y huir, y barcos y lo que el viento manta. Experimento fallido el de esta primera temporada de Sense8.

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