Ante la jesuítica imposibilidad de no leer un sermón, ahorraremos palabras. Cuentan los curas que se cortan en la mano mientras aligeran el jamón de procedencia alhameña (vivan las contradicciones, chivos y alhamas, profetas y cuchillos jamoneros) que "en tiempo de melones, cortos los sermones". Lo dicho, el sermón sin ficus de Santo Domingo de anoche, manifiestamente mejorable.
Desconecté... Aber vielen Dank.
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